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PEPE MARÍN

Valorar el mérito

La contracrónica ·

Gracias a su eficacia en la primera parte, y a su sacrificio en la segunda, acompañados de un gran trabajo táctico y una buena dirección desde el banquillo, se reafirmó en el liderato alejándose de la tercera plaza en cuatro puntos

EDUARDO ZURITA

Granada

Martes, 22 de enero 2019, 16:46

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Arrancó el Granada la segunda vuelta del campeonato con la misma convicción en el trabajo, el sacrificio y la lucha mostrada durante la primera. Gracias a su eficacia en la primera parte, y a su sacrificio en la segunda, acompañados de un gran trabajo táctico y una buena dirección desde el banquillo, se reafirmó en el liderato alejándose de la tercera plaza en cuatro puntos. Si alguien aún no está convencido del mérito de este plantel no sé qué pretende exigir más.

La noche fue fría, como el aspecto de la grada, desangelada en exceso para los méritos del equipo. Es cierto que la hora era intempestiva, que los demenciales horarios plegados a la tiranía televisiva que sostiene económicamente a la liga están alejando al público de todos los estadios, hasta de los de los todopoderosos Madrid y Barcelona. Pero es decepcionante y llama a la reflexión que con un equipo en lo más alto de la Segunda División y que jornada tras jornada ofrece una magnífica imagen, no haya un seguimiento más nutrido en el estadio. Quizá haya que asumir un porcentaje de aficionados de carácter temporal, atraídos más por el pedigrí de ciertos rivales de Primera que por el amor a los colores rojiblancos, que instalados en la crítica cómoda desde la falta de compromiso, sólo saben exigir más compromiso e inversión a los únicos que, con mejores o peores resultados, han expuesto económicamente en el proyecto, sean quienes sean.

El Elche comenzó el partido dominador, asfixiando al Granada en la salida del balón. La presencia de Bernardo no impuso la jerarquía atrás del sustituido Germán, sufriendo el debutante ante el incómodo Sory Kaba, aunque Martínez le ayudó cuanto pudo tirando de galones y ofreciendo contundencia en el corte en la zona central. No dominaba el juego el Granada como en la actuación como local ante el Albacete, pero iba a estar más acertado ante el marco contrario ante el equipo ilicitano. Tras un aviso de Ramos, en un difícil remate raso a centro de Puertas que puso en apuros a Edgar Badía, un saque de esquina perfectamente ejecutado por Vadillo, con dos delanteros rojiblancos arrastrando defensas, permitieron a Montoro de un cabezazo inapelable en plancha abrir el marcador. La pizarra funcionó y el trabajo semanal dio felices frutos.

A partir del gol el Granada se asentó mejor en el terreno de juego, maniatando a los visitantes, que no dispusieron de ocasiones claras hasta el descanso. El Granada pudo abrir brecha en el marcador en tres ocasiones: una buena jugada desde la derecha que Puertas no acertó a rematar a bote pronto casi desde el área pequeña; una falta lateral que lanzada por Vadillo obligó a Badía a esforzarse al límite; y un nuevo lanzamiento directo del ex-bético que se encontró con el poste cuando se cantaba el gol, seguido de un disparo en la misma jugada desde fuera del área desviado por Ramos donde Badía salvo los muebles in extremis. A ello hay que añadir un penalti que pareció que lo era a Vadillo y que el árbitro no quiso señalar.

La porfía de Ramos, incansable durante todo el partido, robó una pelota fácil de la defensa ilicitana, que acabaría en una penetración de Vico y Vadillo con pase de la muerte que desviado por Verdú permitió a Montoro conseguir su doblete y aumentar la diferencia en el marcador antes del descanso. Unas molestias del levantino por una caída previa llevaron la inquietud a la grada, más cuando no saltó en la segunda parte al terreno de juego. La manija del juego granadinista es de Montoro, y su ausencia siempre se padece, como ocurrió en el segundo periodo.

Nico Aguirre saltó por el cerebro rojiblanco tras el descanso. Su labor fue aseada, dotando de tranquilidad a las jugadas, quizá en exceso lento y retraído, sobre todo a la hora de mirar el campo del rival. Parece evidente que su aporte no suple con garantías suficientes las dotes de creatividad y mando de Montoro. El levantino vio una amonestación que le aparta del partido próximo ante el Extremadura, donde Diego Martínez deberá estrujarse la cabeza para suplir la ausencia del jefe del juego de creación rojiblanco. Ante el Numancia su falta conllevó un atasco de ideas, y de dicha experiencia deben sacarse conclusiones para evitar un nuevo tropiezo.

Sory Kaba empezaba a ganarle los duelos de manera clara al debutante Bernardo, y Josan traía por la calle de la amargura a Víctor Díaz, superándolo constantemente por habilidad y velocidad. El espigado delantero dio el primer gran susto revolviéndose tras superar al nuevo central rojiblanco. Rui Silva evitó con una gran intervención el gol. Empezaba a sufrir el Granada, incapaz además de culminar algunos contrataques francos, con un Puertas obtuso para otorgar el pase final preciso en varias ocasiones, aunque sacrificado como el que más.

La banda izquierda ilicitana era un verdadero dolor de muelas para los locales, y Diego Martínez decidió incorporar a Pozo por un desafortunado Puertas. El aplauso continuado del entrenador desde su área técnica al almeriense cuando se retiraba del campo dio muestras del cuidado en la gestión del vestuario por parte del actual entrenador, que no quiere a uno solo de sus peones desconectados. Pozo salió para ayudar a Víctor Díaz e intentar aprovechar las oportunidades de contrataque. La primera parte del plan se cumplió, no así la segunda, dado el ofuscamiento en que se encuentra el joven sevillano en sus acciones de ataque desde hace varias jornadas.

Un penalti a Sory Kaba en una falta de entendimiento entre Bernardo y Rui Silva fue aprovechado por los visitantes para apretar el partido. El encuentro se había convertido en un peligroso correcalles donde las escuadras iban de un área a otra con demasiados huecos para los atacantes. Diego Martínez decidió que con su equipo en ventaja había que conjurar el riesgo, haciendo saltar a Alberto Martín por Vadillo, para reforzar el centro del campo local y matar el partido bajando su ritmo. El Elche sólo tuvo una nueva oportunidad para inquietar al Granada, que se empleó con oficio a no dejar jugar al rival en los últimos diez minutos del partido. Se mantuvo el marcador, la victoria, los tres puntos y el liderato, empleando la inteligencia para sacar renta del sufrimiento. Así también se cimentan triunfos y éxitos.

Hay que poner en valor el mérito de este equipo, su esfuerzo, trabajo y compromiso, plasmado en muchos de sus hombres y, ante el Elche, especialmente en la figura de Adrián Ramos, que completó nuevamente un gran encuentro. No es un goleador, un matador del área, pero la exhibición de controles, balones ganados por alto, desmarques, asistencias, ayudas y presión fue magnífica, trufada de destellos de controles y conducciones de jugador de calidad. El colombiano está implicado al máximo con el colectivo, como todos. Alberto Martín, lejos de la titularidad, dio un recital de buen posicionamiento y ayudas inteligentes en los últimos minutos del encuentro. Hay trabajado un equipo en el más amplio concepto del término. Si siguen prefiriendo verlo por la tele y en el sofá, peor para ustedes. Hacía mucho que no se veía tanta implicación en el terreno de juego, tanta inteligencia y trabajo desde el banquillo.

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