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Alejandro Pozo inicia la celebración del gol que dio la victoria al Granada. ALFREDO AGUILAR
La Crónica

La testa de Alejandro Pozo decanta un derbi lioso

El sevillano entra de revulsivo a resolver una cita atascada que permite que el Granada duerma en el liderato

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Jueves, 1 de enero 1970

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Un derbi no suele ser otro día cualquiera en la oficina. El choque ante el Almería ni mucho menos se resolvió con rutina. Se decantó de la manera más singular, con un remate extravagante con la cabeza de Alejandro Pozo, una ardilla adentrándose entre árboles espigados cuando quedaba poca arena en la parte alta del reloj. Esta vez no apareció la ola festiva en una grada que se alivió a sólo dos minutos del 90 ante un balón que entró con suspense, tras muchas secuencias desbarajustadas. Sí hubo numerosos suspiros de alivio entre el público ante un triunfo que es el quinto consecutivo en casa, poca broma, y el segundo seguido que se resuelve con un gol del extremo sevillano, esta vez en el rol de revulsivo perfecto para un encuentro enmarañado.

Granada

Rui Silva; Quini, Germán, Martínez, Álex Martínez; Fede San Emeterio, Montoro, Antonio Puertas (Pozo, m.62), Vadillo (Juancho, m.80), Fede Vico y Rodri (Ramos, m.72).

1

-

0

Almería

René; Romera, Owona, Saveljich (Sekou, m.89), Andoni López; Yan Eteki, De la Hoz, Corpas, Luis Rioja (Narváez, m.72); Juan Carlos Real (Chema, m.65); y Álvaro Giménez.

  • Goles 1-0, m.89: Pozo.

  • Árbitro Arcediano Monescillo (colegio castellano-manchego). Amonestó a los locales Rodri, Puertas, Germán y Montoro así como a los visitantes Juan Carlos Real y Eteki.

  • Incidencias Partido de Liga disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes ante 10.228 espectadores (cifra oficial).

La última secuencia de tres encuentros está siendo un baño de realidad para los de rayas horizontales, que siguen dando consistentes golpes del riñón mientras enfilan la subida a los puertos de montaña. Aquella ilusión de ganar con cierta sencillez se ha disipado y la cruenta competitividad de la Segunda división prevalece. Los contrarios se han puesto las pilas. No hay grandes distancias entre clases, la mayoría compite con dignidad. El Granada ganó 1-0 al Mallorca, perdió 1-0 en Alcorcón y venció 1-0 al Almería, resultados que reflejan duelos ajustados, fiel ejemplo de lo que ha ocurrido en estas jornadas. Diego Martínez ya advirtió en su discurso de que esto pasaría y sería entonces cuando se verificarían las costuras nazaríes. De momento se están mostrando a prueba de tirones. Más que una regresión en el juego, es que se ha cruzado con contrincantes con las flechas de motivación hacia arriba.

El entrenador alteró su alineación de las últimas semanas en busca de estímulo. No sólo varió forzado por la baja de Víctor Díaz en el lateral derecho con Quini. Intervino en el centro del campo para dar cabida a Fede Vico en busca de engrase en la mediapunta. El movimiento devolvió a un costado a Antonio Puertas, empezando en la izquierda, y sacrificó a Pozo como titular. Vadillo correteó por el otro filo mientras que el horizonte se transformó con la presencia de Rodri en lugar de Adrián Ramos.

El plan del gallego tenía su justificación. Ante una zaga enemiga muy adelantada, Diego envidó con un ataque con pies ligeros y tendencia al desmarque profundo. Aunque avisó primero el Almería en un córner que peinó Saveljich, la penetración por la pradera libre encontró un caballo desbocado en Vadillo. Germán le catapultó un balón desde su atalaya y el gaditano se disparó hacia el campo contrario, cegado por la atracción de la portería, sin ver que le secundaba Puertas. El 'siete' engulló la acción y su tiro salió cruzado.

El juego eléctrico del Granada seguía acalambrando a los indálicos, a los que iban encajonando con varias apariciones por bandas completadas desde la esquina. Germán tuvo una aparición para marcar, pero René contestó con seguridad. Media hora de dominio constante, con Quini apagando algunos conatos de incendio, mientras los visitantes seguían agarrados al argumento de los saltos portentosos de Saveljich en los servicios desde el banderín.

Vico, activo entre líneas para forjar sociedades, se plantó varias veces con peligro tras la cerca del contrario, pero sin concretar la amenaza. El ritmo del partido, bastante vivo, se vio interrumpido por un árbitro siempre tiquismiquis como Arcediano Monescillo, capaz de complicarse la actuación en instantes. Owona interceptó un balón que se le escabulló un poco y Puertas le pasó delante y se llevó un pisotón. El penalti parecía claro, como mínimo el contacto existió, pero para el árbitro, Puertas fingió en su caída y acudió a amonestarle. Alrededor se montó una tángana que en lugar de resolver de manera salomónica, con reparto de amarillas a los primeros incautos que hubieran pasado por ahí, sólo se la sacó a Rodri por bullicioso. Un minuto después, sí distribuyó caramelos ácidos para Germán y Juan Carlos en una obstrucción del central que acabó en leve rifirrafe.

Con el cabreo de la parroquia local se llegó al descanso, del que volvió un Granada más insistente. Con varios centros cruzados se empezó a barruntar la llegada del gol, pero siguió sin aparecer. Rodri bajó mucho al apoyo, pero pisó menos de lo debido el área. En una de las pocas veces que sí irrumpió, con una filtración primorosa de Vadillo, se topó con la reacción de René.

La atención defensiva se rebajó y aparecieron las imprecisiones. Seguían picoteando más los nazaríes, aunque en la acciones de estrategia todo quedaba abierto. Un centro de Vadillo y una llegada posterior de Vico ante la que disparó pifiado Puertas antecedieron a un gran susto de Corpas de zurda, que descubrió al mejor Rui Silva. Diego se impacientó y sacó a Pozo por el almeriense. Se puso revoltoso y el equipo avanzó un poco. Pero el adversario se reconstruyó con el ingreso de Chema, que aprovechó el cansancio de Montoro y dio más faena a San Emeterio. El propio Montoro pudo marcar con la testa entre tanto. Acabó fundido y se notó en una medular que fue caducando.

A la escuadra le quedó agarrarse al ataque y del polvorín salieron Ramos y Juancho, pareja colombiana para reaccionar. Al veterano le encimaron en una internada en el área y fijó mejor a los centrales, aunque el ambiente siguió algo viciado, beneficioso para el Almería, que soñaba con el punto. Todo conducía a las tablas hasta que Fede Vico colocó el balón en el área como si fuera un dron. Apareció el más bajito, el que parecía tener el cráneo sólo para contener sus imaginativos disparos curvados, convertido de pronto en ariete demoledor. Golpeó mal pero con el ajuste necesario para impedir que René blocara. Pozo voló como una mariposa y picó como una abeja. Un Alí enjuto pero igual de voraz.

Hubo angustia hasta el final en una falta ajena que se inventó Arcediano, con René subiendo a la desesperada y Juancho errando la contra a puerta vacía. Pero con una diana fue suficiente. La de Alejandro Pozo, todo un rey Midas del balón. Dos goles, seis puntos al calor del hogar y un Granada líder provisional.

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