Ideal
Granada CF

LA RESACA

A pulso

Traoré se acomoda el balón con la pierna izquierda para marcar el primer gol del Sporting, ante Ochoa.
Traoré se acomoda el balón con la pierna izquierda para marcar el primer gol del Sporting, ante Ochoa. / Joaquín Pañeda
  • Devaluado en los duelos directos, el Granada se ha quedado a los pies de los caballos, con un propietario que tiene todo por revolver en cualquier escenario posible

1. Sentenciar a este Granada es tentador y probablemente inevitable. En diez jornadas, parece complicado pulverizar la distancia de siete puntos respecto al Leganés, con el Sporting ya de por medio, antepenúltimo, a dos puntos. Además, esta diferencia no es la real. Para ser exactos, haría falta contabilizar una unidad más, tanto con los asturianos como con los pepineros, pues empatarles en la clasificación tampoco les vale. Se debe al diferencial particular, ese que sale de los dos partidos directos con ambos durante la temporada. Depara sendas inferioridades rojiblancas.

2. Cuando la cúpula empezó a tachar nombres de la ‘lista negra’ que dio Paco Jémez, parecía que existía un plan ambicioso de altas que compensaría las marchas de varios futbolistas con valor deportivo y emocional. El tiempo ha corroborado la frivolidad. Quince puntos se han esfumado ante gente como Fran Rico (18, si se cuenta el de Ipurúa, con él de suplente) o Rubén Pérez (magnífico en los dos cruces), con tres goles en contra infligidos (Edgar, Machís y Babin) por estos descartes del entonces entrenador y del director deportivo. Hoy, ambos están despedidos y el Granada, con pie y medio en Segunda división.

3. El sino de esta campaña, aparte de los paupérrimos números de la escuadra a domicilio –con sólo tres puntos en la saca, todos procedentes de tablas–, se centra en los gatillazos del Granada con aquellos que pugnan por un idéntico interés. Los fiascos han sido numerosos y han estado marcados por la evidente falta de competitividad, cuando no por un despliegue vulgar de ciertos futbolistas disponibles. Cada baja de la formación tipo es un chillido de angustia.

4. La primera vuelta marcó el tétrico paso nazarí, cuando todos estos contrincantes pasaron por Los Cármenes. El Granada la pifió con el Leganés (0-1), en aquella cita a caballo entre la era de Jémez y la de Alcaraz, que dirigió el técnico del filial, Lluis Planagumá. Ya con el preparador granadino, el equipo no pasó del equilibrio ante el Sporting (0-0), Deportivo (1-1) y Osasuna (1-1). Los dos primeros, aún sin rodaje de su método; con los navarros, ya en enero. El 1-1 en Málaga tuvo algo más de mérito. Tendrán aún que ir a Coruña y recibir a los de la Costa del Sol. Quizás ya sólo sirva de cosmética.

5. Para que las pretenciosas cuentas que invitaban a la remontada se consiguieran durante la segunda parte del torneo, el Granada tenía que mostrarse intratable en su feudo y más recolector en terrenos hostiles, pues no ganar a los enemigos cercanos al principio exigía victorias para eludirles en las diferentes combinaciones. Pero en lo único que ha mejorado es en el despliegue como local. A domicilio, las pifias borbotean sin cesar.

6. En Butarque, con el Leganés, lo que pudo ser un 0-0 soporífero pero no del todo nocivo acabó en derrota por un grave error de Lombán en el 84. Este domingo, en Gijón, el lapso de meteduras de pata apareció a la hora de encuentro. Duró siete minutos, pero retrató la necedad defensiva, visible en cada contragolpe del Sporting y en sus situaciones a balón parado. Y eso que había tres centrales y dos medios musculosos. El fuera de juego se tira defectuosamente y las marcas se relajan con demasiada asiduidad. Es un cantar conocido.

7. Ni adelantarse en el marcador sirvió esta vez. Fue pura ficción, pues el Sporting ya había merecido algo ante Ochoa. No le hizo falta la gestión de la pelota. En eso sí cambió el Granada con respecto a Butarque. El agotamiento y las bajas atrás le llevaron a una suerte de repliegue entonces, sin que llegara a disparar en condiciones ante Iago Herrerín. Pero en El Molinón la propuesta varió. Quizás había más piernas, por eso se tuvo más posesión que los anfitriones en el balance, pero faltaron los mejores intérpretes. Uno por línea: Héctor atrás, Wakaso en el centro, Adrián Ramos arriba. Sin ellos, ninguno se tapó.

8. Tras el parón de selecciones, el calendario se aprieta y puede abundar en el desastre. Recibir al Barcelona no parece la mejor terapia, con nueve integrantes que vendrán de estar con sus selecciones, aunque sólo cinco son titulares: Ochoa, Ingason, Gastón Silva, Uche y Carcela.

9. Lo de este último es digno de estudio. Se trata de un futbolista de enorme calidad, que extiende bastante en casa pero que la suelta a cuentagotas fuera. Da la sensación de que hay jugadores muy dotados que ya sólo quieren lucir ante la hinchada propia, desinteresados en las citas de pierna dura, pues seguramente su futuro tras el verano se alejará, por más que algunos tengan contrato.

10. Hay un rasgo que se extiende. Más que la apatía, es la depresión. Hay quien se resiste, como Pereira, pero todos acaban en el tornado cuando los enemigos aprietan. Por falta de aplicación o de nivel, según el caso. El suelo inestable se ha abierto. Demérito de todos. Quedan dos meses para asumir algo ganado a pulso. En los despachos y en el campo. Para proyectar un futuro cargado de incertidumbre, aunque John Jiang asegure que continúa. Hay propietario, pero veremos qué jerarcas se instalan y sobre todo qué entrenador y futbolistas. La categoría parece tener el nombre del viejo concurso de Chicho Ibáñez Serrador.

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