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El primer disgusto de José González

El primer disgusto de José González
  • El Granada cosechó la pasada temporada en el Benito Villamarín la primera derrota bajo el mandato del técnico gaditano, que había estrenado el cargo sumando dos ilusionantes triunfos de manera consecutiva

La pasada campaña se había percibido en el Granada un cambio a mejor con la marcha de Sandoval y la llegada de José González al banquillo rojiblanco aunque hubo un encuentro ante uno de los rivales directos en la zona media-baja de la tabla en el que los futbolistas dirigidos por el técnico gaditano no dieron la talla y defraudaron profundamente a su afición: el Betis-Granada.

El equipo granadino llegaba la pasada campaña al Villamarín tras haber logrado dos victorias consecutivas ante Deportivo (0-1) y Real Sporting (2-0) que lo habían llevado a abandonar el farolillo rojo de la clasificación de la mano de José González. Sin embargo, en una mañana aciaga ante un equipo que vistió de verde y rosa el conjunto nazarí completó una desastrosa actuación en ataque ante un rival que jugó durante más de media hora en inferioridad numérica y que acabó venciendo por dos a cero gracias a su acierto en las jugadas de estrategia.

La crónica de aquel partido publicada en ideal.es fue titulada “Tragedia griega en el Benito Villamarín” y es la siguiente:

El Real Betis acabó con la buena racha del Granada de José González en un partido en el que pudo ocurrir de todo y en el que finalmente la victoria se decantó del lado local. Tras una primera parte aburrida y con pocas ocasiones, el Granada se fue al ataque cuando su rival se quedó en inferioridad numérica. Todo parecía estar a favor de los nazaríes pero el conjunto bético aguantó bien todas y cada una de las embestidas rojiblancas y en los últimos minutos marcó dos goles en dos acciones a balón parado que dinamitaron las esperanzas que tenían puestas los granadinos en sumar su tercer triunfo consecutivo.

La primera parte fue tremendamente plomiza. El respeto inicial entre ambos equipos duró mucho más de lo que suele ser habitual en un partido de Primera. Granada y Betis se esmeraron más en defender que en atacar y la contención se impuso a la imaginación. Los centrocampistas de ambos conjuntos reforzaron a la perfección el trabajo realizado por las defensas y tras media hora sin ocasiones Juan Merino decidió mover el banquillo del Betis para darle más vida a su equipo con la entrada de Jorge Molina por un discreto Cejudo.

Los granadinos, con Peñaranda demasiado acelerado y con El Arabi prácticamente desaparecido en combate, hicieron bueno el dicho de si no puedes marcar no encajes goles y también mantuvieron su meta sin perforar a pesar de que el conjunto bético dispuso de las dos únicas ocasiones del primer tiempo: un remate de Musonda desde la frontal que atrapó bien Andrés Fernández (m.30) y una buena jugada de Jorge Molina, que controló un balón raso en el área, se revolvió entre dos defensores rojiblancos y obligó al cancerbero rojiblanco a emplearse a fondo para desviar su disparo a saque de esquina (m.45).

En la reanudación el panorama cambió radicalmente tras la temprana expulsión del local Vargas. González actuó ante la oportunidad que se le presentaba de mejorar en ataque para llevarse los tres puntos e introdujo en el campo a David Barral, que pudo adelantar a los rojiblancos con un cabezazo que salvó Adán con una magnifica intervención (m.58) y que además estuvo cerca de provocar otro penalti en un balón dividido con Bruno en el interior del área en el que el delantero gaditano cayó al suelo pero en el que Iglesias Villanueva no apreció que existiese infracción alguna.

Los minutos pasaron y el dominio del Granada no se traducía en goles puesto que las ocasiones creadas brillaron por su ausencia más allá de un disparo de Rochina desde la frontal del área que Adán atrapó en dos tiempos. El cerrojazo le dio un resultado formidable al Betis que se adelantó a seis del final con un cabezazo de N´Diaye a la salida de un córner. La suerte, que en anteriores partido estuvo del lado rojiblanco, le dio la espalda a los de González y en el tiempo añadido Andrés Fernández fue expulsado por una mano fuera del área que no existió. Rubén Castro convirtió el lanzamiento de falta en el 2-0 definitivo ante un Cristiano Biraghi que terminó de portero pero que no pudo o no supo hacer mucho más para evitar que el balón entrase en su portería una vez que hubo superado la barrera.