Ideal
Granada CF

granada cf

Un mal que traspasa temporadas

  • El Granada últimamente se atranca cuando tiene que competir en superioridad numérica

  • Ante el Eibar no supo sumar ni un solo punto a pesar de jugar con uno más durante una hora, algo que ya se produjo en más de una ocasión el curso pasado

Sólo un futbolista de la temporada pasada, que ni siquiera era un habitual en las alineaciones, formó parte del 'once' que Paco Jémez presentó para enfrentarse al Eibar. Uche ha quedado como uno de los veteranos del vestuario a pesar de contar con escasa experiencia en la élite. Los cambios no son excusa, pues el estilo de este Granada de Paco Jémez es muy distinto, pero hay cosas que no cambian. Como la inercia negativa para afrontar partidos en superioridad numérica. El pasado domingo la situación se le puso muy de cara a los rojiblancos con la expulsión por roja directa de Riesgo a los 31 minutos de partido. En la grada se celebró como si de un gol se tratara. A pesar de que su equipo no había mostrado una versión demasiado afinada, se encontraba de cara con unas circunstancias muy favorables para sumar su primera victoria del curso.

El escenario apenas varió con un jugador más sobre el campo. Para colmo, cuando se daba por hecho el empate en el descanso, Pedro León probó suerte sin demasiada fe y se encontró con el césped y Ochoa como aliados para marcharse al vestuario con un provechoso 0-1. Quedaba toda la segunda parte para remontar un solitario gol. Jémez movió sus piezas y apostó por incorporar futbolistas de corte ofensivo, un claro mensaje. En circunstancias normales, con las ocasiones de las que dispuso el Granada, sobre todo a través de dos acciones de Ponce y Alberto Bueno, debía haber ganado el partido. Al menos consiguió igualar el marcador por medio del debutante Kravets.

Todos daban por hecho el empate cuando se produjo la fatídica jugada en la que Enrich rescató la victoria para el Eibar de Fran Rico y Gálvez. En la jugada se juntaron dos de los elementos que acompañan al Granada desde hace mucho tiempo: desperdiciar una ventaja numérica y encajar un gol en los últimos minutos del encuentro.

Los rojiblancos son ya unos expertos en esto de desaprovechar las ventajas que se encuentra en los partidos. El curso pasado le tocó disputar varios partidos con un jugador más y en casi todos acabó desperdiciando la oportunidad.

La serie de desgracias comenzó pronto, en la jornada 10, durante su visita a Cornellá. Allí logró adelantarse en el marcador al principio del segundo tiempo con un gol de Babin. Poco después, en el 68', Rober vio la segunda amarilla y dibujó un panorama perfecto para el Granada. Sin embargo, fue entonces cuando comenzó una sucesión de fallos clamorosos para haber ampliado la ventaja y alejar amenazas innecesarias que derivó en el gol del empate de Caicedo a un minuto de que se cumpliera el tiempo reglamentario.

Una semana después se repitió la situación, con peor desenlace. Fue en Vallecas y con un escenario completamente distinto. Dos goles en los primeros nueve minutos alejaron al Rayo en el marcador, pero antes del minuto 20 Zé Castro se marchó al vestuario tras recibir la segunda amarilla. El Granada completó un perfecto ejercicio de impotencia y se conformó sólo con decorar el marcador con un gol.

El caso más sangrante se vivió en el Benito Villamarín, cuando el Betis le sacó igualmente los colores. A pesar de estar con un futbolista más sobre el césped, el Granada recibió dos goles -el segundo ya con Andrés Fernández también expulsado- y desperdició una inmejorable ocasión para asentar la permanencia.

La única vez que supo sacar provecho de verdad de esta ventaja fue frente al Málaga en La Rosaleda, aunque también dejó el trabajo a medias. Porque cuando el malaguista Tissone fue expulsado el marcador reflejaba un 1-0. Sin embargo, ya con diez, el conjunto local aumentó la ventaja. Dos goles de Rochina y El Arabi en los últimos diez minutos sirvieron para rescatar un punto que nadie esperaba.

Los rivales sí lo aprovechan

Para colmo de males, el Granada sí ha sufrido el problema de verse con una expulsión a cuestas en pleno partido y acabar perjudicado. En Copa ante el Leganés ya perdía por 1-0 cuando Rubén Pérez vio la roja directa, pero acto seguido Omar amplió la ventaja. Fran Rico logró un tanto en la segunda parte fundamental para la vuelta.

Ya en Liga, el triste protagonista de la jornada 29 fue Barral, que sacó los codos a pasear más de lo deseado y se marchó a la caseta en el minuto 27 en el que era su tercer partido como titular en el Granada. Rochina acudió a su clase para marcar antes del descanso pero el partido se le hizo demasiado largo y el Espanyol, como ocurrió en la ida, pudo empatar. Para ahondar en la herida, fue a través de un gol en propia meta de Miguel Lopes.

Algo parecido le ocurrió con el Rayo Vallecano, con el que también, tanto en la ida como en la vuelta, acabó un futbolista local expulsado. Success vio la segunda amarilla en el peor momento (minuto 72), cuando el Rayo apretaba para empatar (2-1). Zé Castro logró igualar en el 87. Aquel Rayo estaba dirigido por el actual entrenador del Granada, Paco Jémez, que está acostumbrado a afrontar situaciones de ese tipo.

El problema en este último caso, en el vivido frente al Eibar, no es de experiencia, sino de asimilación de conceptos. Es muy difícil enfrentarse a un rival bien pertrechado en defensa con las ideas tan dispersas. Muchos balones al área pero poca asociación para romper una barrera perfectamente organizada. Bien es cierto que también la falta de puntería tuvo parte de culpa en la derrota. La historia se repite un curso más.