Huegún, al volante de otra vida

La vida da tantas vueltas como un balón en la suerte última de los noventa minutos de juego. O como los neumáticos de un vehículo sólo concebido para explorar territorios conocidos. Bien que lo sabe el ex delantero profesional Aitor Huegún, quien retorna a la actualidad rojiblanca por la proximidad del partido que el domingo han de disputar en 'La Catedral' dos de los que fueron sus más importantes equipos: el Athletic Club de Bilbao y el Granada CF.

Y es que quien fuera gran icono de la afición nazarí durante finales de la década de los noventa pegó un fuerte volantazo a su existencia. Dejó el pasado atrás y se gana ahora el jornal con la conducción de un taxi en San Sebastián. Fue tras decidirse a colgar las botas (2009) y comprobar inicialmente que lo suyo no era vender seguros.

«Yo he sido uno de los muchos futbolistas que ha jugado bastantes temporadas en Segunda B y ha estado bien en el momento. Pero no gané lo suficiente como para vivir ahora de las rentas», dice el guipuzcoano, quien a sus 39 años siente haber cedido el paso a los imponderables de la economía doméstica.

«Cuesta encontrar otra cosa después de haber hecho algo durante toda la vida. En mi caso, no tenía claro por dónde encaminarme porque dejé de estudiar al terminar COU. Busqué una alternativa, compré una licencia de taxi y así llevo un año y medio, porque tengo que mantener a una familia», comenta responsabilizado. Pero sin olvidar que su pasión sigue siendo el deporte que le condujo a ciudad de la Alhambra a mitad de la temporada 1999/00.

«Los recuerdos que tengo del Granada CF son muy bonitos, pese a que vivimos momentos complicados por el tema económico. Llegué con el ejercicio en curso y nos mantuvimos mucho tiempo sin perder. La pena fue que al final se nos escapara el ascenso a Segunda en el partido ante el Real Murcia», dice Huegún, para quien es fácil comprender que la afición se acuerde aún de aquel 'once' que solía poner en liza Felipe Mesones.

«Por entonces, había jugadores de mucha clase como Notario, Jubera, Capi, Ismael»... rememora antes de repasar la polémica que se montó cuando en 2001 decidió enrolarse en el Motril CF. «Entiendo que a la gente no le pudiera sentar bien mi adiós. Pero el Granada CF no me podía asegurar un contrato. Puse entrega y compromiso hasta que me tuve que marchar», zanja con la conciencia tranquila.

«No me extrañó»

Como otros muchos ex futbolistas, Huegún sigue «aunque sea por encima, y desde la lejanía, cómo le va a los equipos en los que milité. Y cuando en junio ascendió el Granada a Primera hubo un montón de conocidos que me dijeron: '¡tú jugaste allí, ¿no?'. La verdad es que no me extrañó que subiera, porque en mi época ya pude comprobar que había muchos factores para que así pudiera acabar sucediendo, aunque estuviésemos en Segunda B», refresca también con la tranquilidad de haber cobrado «todo lo que se me dejó a deber».

Huegún, que pronostica un partido «muy competido» el domingo, señala además que sólo estuvo una vez, «y de paso», en Granada desde que en 2002 tomara rumbo a Cartagena. Aunque le gustaría regresar a medio o largo plazo. Y todo, con la idea de «volver a oler el aroma del Reflex en el vestuario, o el del césped del campo»: esas pequeñas esencias que alimentan un 'gusanillo' interior.

Y es que a modo de hobby, Huegún se sacó los dos primeros niveles del curso de entrenador. A finales de la temporada pasada se estrenó en el banquillo del Berio, un club de la División de Honor de Guipúzcoa que en el verano decidió abandonar para atender los requerimientos del taxi.

«¿Entrenar algún día al Granada CF ? Uf, me gustaría muchísimo. Aunque por ahora -se sonríe- lo veo algo complicado», señala tras hacer parada para recoger a un cliente. O después de recordar que aún le queda por obtener el título nacional.