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La afición tuvo que esperar una hora en el estadio que acababa de conquistar su equipo. Agencia LOF
Albacete - Granada | La feliz odisea rojiblanca acabó sobre las cinco de la madrugada
Albacete - Granada

La feliz odisea rojiblanca acabó sobre las cinco de la madrugada

Muchos de los aficionados llegaron muy pocas horas antes de tener que reaundar sus turnos de trabajo

FRAN RODRÍGUEZ

GRANADA

Miércoles, 22 de mayo 2019, 02:21

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Pitaba el árbitro el final en el Belmonte y, como los jugadores, muchos aficionados se llevaban las manos a la cabeza, con lágrimas en los ojo, intentando asimilar lo próximo que estaba el ascenso a día 20 de mayo. Ya entrados en la madrugada del 21, y aún con la adrenalina por las nubes, la marea rojiblanca comenzaba un regreso en el que fue el enorme cansancio y la todavía mayor la ilusión.

La victoria hizo mucho más amenos los casi 400 kilómetros que separan, por carretera, el Carlos Belmonte de Granada. Las primeras horas (cinco duró aproximadamente el trayecto en los autobuses) fueron agitadas, cantando y recordando las mejores jugadas del partido. Un nombre destacaba por encima del resto a la hora de atribuir los méritos de la proeza nazarí: Diego Martínez. Todos coincidían en su análisis. «El partido estaba muy complicado hasta que ha hecho cambios. El de Pozo nos ha hecho defender mejor y atacar más directos», aseveraba una aficionada. Un veterano peñista aseguraba que «Rodri estaba cansado y la entrada de Ramos ha sido clave, por eso ha metido el gol».

El murmullo de la conversación y los cánticos fueron dejando el paso a los primeros soñadores, que intentaron adecuar su postura al no siempre cómodo asiento del vehículo. Algunos seguían charlando sobre fútbol, haciendo cábalas de cómo podría ascender el Granada incluso dejándose puntos en alguno de los siguientes choques. Otros se internaban en la noche soñando despiertos con los refuerzos que, si de ellos dependiese, harían para desembarcar en Primera el próximo mes de agosto.

No fue una vuelta carente de adversidades, como la que sufrieron los expedicionarios del tercer autobús de las peñas. El vehículo se averió aún en Albacete, por lo que 50 granadinistas salieron más tarde del feudo manchego. A las cinco de la mañana se certificó el feliz regreso de todos aquellos que habían salido casi 15 horas antes de Los Cármenes. El sentir era unánime: había merecido la pena. Decidieron dormir mucho menos para poder soñar mucho más fuerte.

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