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Chico Flores presiona al delantero del Lorca Apeh. J. M. BALDOMERO
Empequeñecido tras potenciar los errores que arrastraron a Oltra
Granada CF

Empequeñecido tras potenciar los errores que arrastraron a Oltra

El Granada mantiene los fallos groseros atrás, prescinde de cierto sentido con la pelota y ataca sin criterio ni mordiente

Camilo Álvarez

GRANADA

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Lunes, 2 de abril 2018, 11:45

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Todos los que actuaron en Lorca pueden sentirse señalados. Ni uno se salva, ni los que jugaron ni quien los dirige desde el banquillo. El colista, el equipo que de la mano de Fabri había sido incapaz de ganar un partido, se sirvió de los regalos de una defensa mediocre para conseguir tres goles en el área pequeña. Morilla señaló a Saunier como el mal de la zaga, pues cuando llegó lo retiró de la alineación para colocar a Germán. Pero mantuvo a Chico Flores, quien había evidenciado un claro descenso en su rendimiento desde hacía semanas. El gaditano volvió a permitir tanto dentro del área como fuera con sus excesos que se convierten en concesiones. Los rivales a veces aprovechan y otras le perdonan.

No es el único. Ayer nadie defendió bien. Ni los especialistas ni los agregados en las acciones de estrategia. A balón parado el conjunto murciano se bastó para anotar dos goles, más otro en jugada. No había conseguido tres goles desde que Fabri llegó al banquillo lorquino. Y solo una vez en todo el curso, con Curro Torres como entrenador y al Cádiz (3-0). Eran otros tiempos. Entonces, el Lorca todavía creía en la permanencia. Ahora solo le mueve la honra, que pesa mucho más que un objetivo como el ascenso visto lo visto.

En el Artés Carrasco no solo la defensa quedó señalada. El centro del campo tampoco tuvo claridad de ideas. El Granada se mueve lento, previsible, por eso hace tan fácil la defensa de sus ataques, que acaban limitándose en la mayoría de ocasiones a centros al área para que Joselu, un delantero de 170 centímetros de altura, intente 'pescar' entre los zagueros rivales. Solo Kunde, con su físico, propone algo distinto. Estaba desaparecido en Lorca y su entrenador, como ante el Numancia, lo sustituyó. Sorprendente teniendo en cuenta que el camerunés suele ser un buen 'animador' del juego cuando su equipo busca la remontada. Quedaban aún 25 minutos. Entró Peña, que no aportó absolutamente nada. Perdido el peruano desde hace tiempo.

Solo Montoro con alguna llegada -como la del gol- y Espinosa en un tramo de la segunda parte propusieron un fútbol más asociativo para llegar al área. Así se logró el primer tanto. Pero Morilla de nuevo sorprendió prescindiendo del mediapunta para jugar con dos delanteros (Rey Manaj), a pesar de que Puertas y Pedro -más allá del gol- no estaban aportando prácticamente.

13 partidos sin marcar

Un equipo que aspira al ascenso directo necesita una referencia ofensiva de verdad. La baja de Machís es una losa que nadie ha conseguido levantar. Pero tampoco la ausencia de Adrián Ramos está ayudando. Joselu, al que tanto quiere la grada, sigue esforzándose hasta la extenuación, pero lejos de la zona en la que es determinante. Cuando se sale del área se le funden las luces. Acumula 13 partidos sin marcar, un mundo para un delantero centro que además ostenta el título de 'pichichi' hasta que acabe esta temporada. Justo es señalar que de esos encuentros, no siempre ha jugado de titular (en seis lo hizo), pero en todos ha tenido minutos.

El atasco mental es evidente. El Granada no carbura en ninguna de sus líneas lejos de casa. En Los Cármenes, la última jornada, se salvó por la épica final, no por su juego. Entonces existía un argumento al que agarrarse por parte del equipo: la falta de tiempo para ir captando el nuevo mensaje. Esta vez, con una semana más de trabajo a las órdenes de Pedro Morilla, la evolución ha sido nula. Se hicieron en Lorca peor las cosas, por eso el colista se marchó a casa contento mientras los rojiblancos vieron cómo sus aficionados desplazados les mostraban su parecer de la situación.

Las dos primeras partes que el conjunto granadinista ha jugado bajo el mando de Morilla han sido un desastre. En las segundas, por empuje, salvó la primera y se acercó a ello ayer. Pero ha perdido el estilo con la pelota, mientras que mantiene su tremenda falta de contundencia en las dos áreas: vulnerable en la suya y previsible en la contraria. El cambio de director no ha conllevado un viraje en el rumbo.

Pensar en el ascenso con tan pobres argumentos parece hasta una falta de respeto. Mucho tienen que cambiar las cosas para que este equipo opte de verdad a tan osado objetivo. A tenor de los acontecimientos, parece fundamental recuperar la moral de los futbolistas, a años luz de su verdadero potencial, para salvaguardar la posición de 'play off'.

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