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Resumen del partido. FOTO: SERGIO REYES/ VÍDEO: LALIGA123
Granada CF

Daños colaterales en Alcorcón

Una roja a Víctor Díaz y un penalti de Álex debilitan al Granada, que cae pese a tener ocasiones para reaccionar con un jugador menos

Rafael Lamelas

Granada

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Jueves, 1 de enero 1970

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Hay partidos de alta sensibilidad, decididos en un parpadeo. El de Alcorcón, tierra sagrada en la historia granadinista, fue uno de esos encuentros afectados por cualquier daño colateral. Los nazaríes tuvieron dos acciones así, ambas precisamente de sus defensores de los flancos, cuando el equilibrio persistía en un terreno minado. Víctor Díaz salió a interrumpir una escapada de Nono nacida de un córner favorable y atropelló al extremo con la bota a una altura peligrosa. En rigor, era expulsión. En descargo, el césped estaba mojado y el resbalón acrecentó la agresividad. Díaz de Mera no aceptó eximentes y le mostró la roja. Apenas seis minutos después, Álex Martínez cortó con el brazo estirado un centro lejano. Posición extravagante en el área que quiso justificar con un empujón de Casadesús unas décimas antes, que existió, aunque su extremidad no pintara nada tan estirada. El árbitro vio voluntariedad y penalti. Juan Muñoz fusiló a un Granada que andaba hasta ese momento firme, pero algo contemplativo. Su reacción resultó admirable. Fue con todo al ataque, con sistemas osados, riesgo máximo y mucha valentía. Le generó al Alcorcón lo que nadie suele, pero todo cayó en el alambre de espino de su trinchera, que ha retorcido bien el atento portero Dani Jiménez.

ALCORCÓN

Alcorcón: Dani Jiménez; Laure, Burgos, David Fernández, Bellvís; Eddy Silvestre, Dorca, Álvaro Peña (Héctor Rodas, m.88), Nono (Borja Galán, m.77); Casadesús y Juan Muñoz (Pereira, m.90).

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GRANADA

Granada: Rui Silva; Víctor Díaz, Germán, Martínez, Álex Martínez (Rodri, m.64); Fede San Emeterio, Montoro, Pozo, Vadillo (Quini, m.54); Antonio Puertas (Fede Vico, m.79) y Adrián Ramos.

  • GOL: 1-0, m.57: Juan Muñoz (de penalti).

  • ÁRBITRO: Díaz de Mera Escuderos (colegio castellano-manchego). Expulsó al granadinista Víctor Díaz en el minuto 50 con roja directa. También amonestó a los locales Eddy y Nono así como a los visitantes Álex Martínez, Adrián Ramos, Montoro y Fede Vico

  • INCIDENCIAS: Partido de Liga disputado en el estadio Santo Domingo de Alcorcón ante 3.020 espectadores (cifra oficial).

Dos cosas quedan claras tras la cita. Una es que cuando el Granada contemporiza ante algunos rivales le suele salir mal. Ya le pasó en Coruña, donde sólo rompió con arrojo tras verse detrás en el marcador. La otra es que este conjunto tiene orgullo en situaciones delicadas. Sus escapadas en inferioridad numérica fueron abundantes. Diego Martínez no tuvo reparos. Faltó puntería, jamás esfuerzo.

El equipo ha dejado atrás uno de los espacios donde más cuesta ganar del calendario. Hubo quejas en el vestuario contra el árbitro, porque su dictamen inclinó los acontecimientos. Lecturas hay de todo tipo, como aquella que indica que indultó a Eddy Silvestre, exrojiblanco, en un pisotón a Vadillo por el que le pudo expulsar en la primera parte. El colegiado ya estaba en otro sector y quizás no vio el lance. Sí los otros motivos de queja de los visitantes, que lamentaron varios forcejeos de los atacantes alfareros, con propensión a sacar la mano a pasear y golpear en la cara de los centrales. Son gotas que acaban en océano.

La alineación se revuelve poco desde que llegó Diego Martínez. Encajó pronto un modelo al que ha ido incorporando a los cachorros acunados en el Sevilla Atlético. Primero colocó a Fede San Emeterio, luego ajustó atrás a José Antonio Martínez y tras tres partidos calcando un ''once', ahora lleva otras tres citas con Alejandro Pozo subido a uno de los flancos. La roja a a Víctor Díaz acarreará la ruptura de esta tendencia para que actúe Quini, que estuvo muy intenso en la segunda mitad, en la que le tocó aparecer por Vadillo, sacrificado en la derecha.

La superstición apareció en la indumentaria. Será por el legado que traslada el delegado Manolo Lucena, testigo directo de aquel ascenso en Santo Domingo, el Granada vistió de negro como aquella mágica tarde. Se repitió el resultado, de hecho. Aquella fue una derrota dulce, que hizo buena el 2-0 de la ida. La de ayer fue una caída honorable por la entrega, aunque signifique el abandono de los peldaños de honor y la caída al tercer puesto.

Era un previsible duelo que se llevaría quien cometiera menos errores. Cada pérdida se suele convertir en oportunidad en Alcorcón. Lo percibió Montoro al empezar, con una primera salva de Álvaro Peña. Ambos conjuntos se presionaron, pugnaron en las disputas, pelearon los balones divididos. Es la manera de sobrevivir mientras aparece el talento, la suerte o la estrategia.

El arranque delató que los locales se saben cada recoveco de su casa. Habituados a sus dimensiones, cada apertura o balón largo les servía para progresar, aunque la defensa nazarí mantuvo el orden en varios envíos cruzados.

Al Granada le costaba desplegarse y probó por diferentes conductos. Avanzó con Pozo en la izquierda de inicio, luego pasó a la derecha e incluso hubo fases en las que revoloteó por la mediapunta. En un córner casi alcanza la gloria Ramos, pero peinó fuera un remate en su única aparición trascendental de la primera parte. Al poco metió un centro Álex Martínez que pasó a pocos centímetros de una cadena rojiblanca, pero ni Montoro, ni Puertas ni Ramos lograron meter la puntilla.

La esquina se convirtió en un arma de doble filo. Acercaba el remate, pero si se pifiaba el saque, conducía a un contraataque rival. También alguna falta no pitada, como una que reclamó Vadillo previa al pisotón de Eddy, que tampoco observó el juez de campo. Nono marró la arremetida en velocidad.

Víctor Díaz intentó un disparo en una dejada y también se probó San Emeterio. Eddy vio al final la amarilla tras una patada a Pozo, que más tarde haría relucir sus piernas de galgo. En el único fallo de los centrales locales en la primera parte, se escapó como una centella, pero se enredó al recortar en el área, cuando tenía a Puertas esperando el servicio. Dorca lanzó hacia el larguero algo después y Nono chocó con Rui Silva en otra carrera loca. El asunto se calentó, el árbitro quiso resolver sin amonestar mucho y el fondo, con el recuerdo latente de la frustración de hace ocho años, cantó «puta Granada».

El segundo acto se atolondró tras la roja a Víctor y se complicó con el penalti que incrustó Juan Muñoz. La fractura extrajo la casta de los rojiblancos, que llegaron a abrumar con su ímpetu. Ramos quiso concluir su sequía, pero siguió con el filo romo. Diego Martínez tiró de Rodri por Álex Martínez, con un inusual dibujo 3-4-2 que les hizo jugar a la ruleta rusa. Rui Silva y los centrales quedaron sobreexpuestos pero aplazaron cualquier sentencia. Pozo se emplazó a otro eslalon desde campo propio, esta vez inyectando un pase a Rodri cuyo chut desbarató Dani con su manopla. En el córner, Martínez peinó hacia Puertas, que marcó los tiempos para cabecear pero escoró la dirección por poco.

Con Fede Vico por Puertas, colocado por dentro para abastecer a los dos puntas, se acumularon las tropas en territorio enemigo. El cordobés trazó disparos de varias trayectorias, pero ninguno acabó en la red. Todos acabaron desesperados ante Dani Jiménez, clave en la protección de un Alcorcón que usurpó el segundo puesto al Granada. Morder el polvo fastidia, pero combatir hasta la última gota de sudor persuade a la afición de que otro día el destino será favorable, que la decepción es inconveniente y que en esta categoría aún no hay VAR.

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