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J. M. B.

Con la cabeza alta

La Contracrónica del '12' ·

El partido se desequilibró por la intervención arbitral

EDUARDO ZURITA (AFICIONADO DEL gRANADA)

Jueves, 1 de enero 1970

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Segunda derrota del curso para el Granada en el Santo Domingo de Alcorcón. Inmerecida a todas luces, por juego y por las circunstancias que decantaron el partido, donde las decisiones arbitrales terminaron siendo claves para que los locales se llevaran el partido.

Un encuentro de poder a poder de dos escuadras muy bien trabajadas desde los banquillos, con mucho equilibrio en el dominio del juego en la primera parte y con un Granada superior en la segunda. Si el partido empezó con un Alcorcón dominador en los primeros minutos, el Granada pronto revertió esa situación con aproximaciones de peligro al área rival, especialmente llevadas por las intervenciones de un inspirado Vadillo. A pesar de que los de Diego Martínez empezaron a dar muestras de sus virtudes a partir de mediada la primera parte, las mejores ocasiones corrieron a cargo de los amarillos de Alcorcón, en los pies de Nono y sobre todo en un trallazo de Dorca al larguero de la meta de Rui Silva.

Pero lo trascendente no estuvo precisamente en las áreas. Eddy Silvestre pisó de manera premeditada y sin balón a Vadillo cuando éste estaba en el suelo, sin que el árbitro lo apreciara. Anduvo el exrojiblanco demasiadas veces jugando al límite de lo permisible y debió irse a vestuarios antes del descanso. La vara de medir del colegiado Díaz de Mera no fue la misma recién reanudada la segunda parte: un balón dividido al que no llegó Víctor Díaz tras resbalar originó el derribo de Nono, más espectacular en directo que visto con pausa, y llevó al granadinista a recibir una tarjeta roja que pareció desde el primer instante excesiva.

El partido se desequilibraba por la intervención arbitral, y se decantaría definitivamente en otra jugada donde Álex Martínez tocó el balón dentro del área con el brazo tras ser levemente desequilibrado por un atacante alcorconero. Está el lateral especialmente desafortunado en algunos lances en el arranque de esta campaña, pero parece claro que Díaz de Mera debió apreciar la infracción previa al penalti que cobró. El gol desde los once metros subsiguiente de Juan Muñoz sería definitivo a la postre.

Lo mejor de los pupilos de Diego Martínez vino tras estas dos adversidades. Quini había saltado por Vadillo para recomponer la defensa de cuatro tras la expulsión de Víctor. El delantero salió cariacontecido del terreno de juego, al repetirse nuevamente su sustitución como primera opción. El banquillo pareció confiar más en la velocidad de Pozo y en el estado de gracia ante el gol de Puertas que en la habilidad que venía demostrando en toda la primera parte Álvaro Vadillo.

Tras el gol en contra, el entrenador rojiblanco se jugó el todo por el todo, y dispuso una defensa de tres, sentando a Álex Martínez para que Rodri saltase al césped. La decisión era osada, al estar con uno menos, pero el desarrollo del tramo final del partido le otorgó la razón a la valentía de Diego Martínez. Las ocasiones de gol fueron desde entonces casi todas para el Granada, y muy claras: Rodri no acertó a culminar una gran galopada de Pozo con un pase maravilloso del sevillano, al chocar con una felina salida del meta Dani Jiménez; Puertas rozó el empate en una jugada de estrategia de córner donde le asistió el central Martínez; y Ramos, negado ante la meta contraria pero batallador y comprometido hasta las trancas, tuvo en sus pies el haber hecho justicia en el marcador al desaprovechar, ya en el descuento y otra vez ante una acertada salida del cancerbero local, una enorme asistencia de Germán, sumado al ataque como uno más.

Se perdió, pero el Granada puede volver de Alcorcón con la cabeza alta, henchido de orgullo de haberlo intentado hasta el final para revertir una derrota injusta. Si la primera parte fue equilibrada y con un Alcorcón que a los puntos mereció quizá adelantarse por tener las ocasiones más francas, la segunda parte, y sobre todo tras la expulsión y el gol de penalti de los locales, fue totalmente del Granada, que con uno menos fue superior a su rival y mereció puntuar. Cuando menos el empate, e incluso puede que algo más.

La buena noticia -pues en esta temporada hasta cuando se cae las sensaciones transmitidas son positivas-, es que este equipo no le pierde la cara a ningún rival, y hasta cuando se ve manifiestamente perjudicado por las decisiones de quién debía estar en el campo para impartir justicia, se reacciona con gallardía y se lucha hasta el final. En inferioridad numérica se fue mejor que el rival y se tuvieron opciones para conseguir gol. No hay reproche que valga. Antes al contrario, tras la injusta derrota en Alcorcón la confianza en este grupo ha quedado reforzada.

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