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Derrota del Granada en Almería

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ANTONIO L. JUÁREZ
Granada CF

Derrota del Granada en Almería

El Granada intentará engancharse a sus opciones de promocionar ante el Almería

Rafael Lamelas

ALMERÍA

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Domingo, 13 de mayo 2018, 17:48

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A seis puntos del corte a falta de cuatro partidos por disputar con el de hoy, el Granada puede mirar la calculadora pero debería fijarse en el espejo. Primero ha de reconocer sus facciones en ese rostro ajado por las derrotas. La aritmética permite licencias que las ojeras del fracaso comprometen. Más que intentar vencer en Almería, la pregunta que se tiene que hacer este equipo es qué pasó con su identidad. Aquel vestuario prieto, que ganaba casi todo en casa y al que se le iba el fuelle en las visitas ha derivado en este cuadro chato y de resultados ramplones. Empieza a mirar por el retrovisor a aquellos que no ansían más que la honra. Para alejarlos necesita tres puntos.

Diez encuentros consecutivos sin ganar pesan en el bagaje de los nazaríes como si fuera plomo. Encadenan dos derrotas seguidas, ante el Huesca y el Rayo Vallecano, los equipos que lideran la tabla clasificatoria de una Segunda división que sigue dejando espacio para las sorpresas. Esta es la dicha de los que persiguen y la maldición para los que se quieren sostener arriba. Nadie tiene el asiento asegurado. Vencer pone al Granada a tres puntos de Numancia y Valladolid (el corte a día de hoy), a dos de Osasuna y Cádiz (un partido menos) y a uno del Oviedo.

Miguel Ángel Portugal no se estrenó con la victoria segura que el refranero otorga a los debutantes y tendrá que intentarlo en el estadio de los Juegos Mediterráneos, donde a veces sopla el aire y se lleva hasta las ideas. No cabe otra cábala para el Granada que intentar ganar en las jornadas que quedan y esperar muchos descalabros de los demás. La brisa del litoral dirigirá hacia el horizonte de la fe y el optimismo o enredará hasta el chasco consumado y definitivo.

Sergio Peña regresa a la lista en detrimento de Germán y Espinosa o él podrían ser titulares

La novedad en la convocatoria es el regreso de Sergio Peña, que mañana sabrá además si va en la lista -como parece- de la selección peruana para el Mundial de Rusia. Nadie puede discutir el potencial de este centrocampista de trazo fino, la gran perla de la plantilla rojiblanca, pero también se aprecia que la distracción de saber que en junio puede tener una oportunidad única de exhibirse en el mejor escaparate del globo le ha aturdido, por más que sea suplente habitual con su país. Perdió protagonismo en el ciclo de Pedro Morilla y no contó en la puesta de largo de Portugal. Una vez citado con los nazaríes, queda la duda de si estará en el banquillo o si saltará directo a la titularidad. La alineación se ha escondido a los ojos ajenos, aunque parece que Espinosa tendría más opciones.

El talaverano visita a uno de sus exequipos con la oportunidad de recuperar foco siempre que el entrenador le dé la potestad como enganche. En sus botas estuvo la posibilidad de empatar cuando el Rayo vencía aún por 0-1 el pasado lunes y le gusta asociarse con Adrián Ramos, que se mantiene como referencia. Mientras que Peña podría ausentarse ya en los dos últimos partidos de Liga y en las a día de hoy quiméricas eliminatorias a Primera, la opción de Espinosa sí queda a mano para todos los encuentros que queden. Es el aparente único cabo suelto de la alineación. Habrá que ver sobre el césped si Portugal medita algún otro retoque. El previsible sacrificado de la recuperación de un mediapunta sería Alberto Martín, aunque queda en el tintero si Raúl Baena merece reaparecer o si apuesta por la pareja Montoro-Kunde. El valenciano ha arrastrado molestias durante la semana pero al final ha viajado con los demás a un ciudad que también fue su hogar. Se comprobará si funciona este dúo ante un rival que es contundente en esa zona, con Rubén Alcaraz, un organizador que es su mejor artillero, y Sulayman, un exnazarí que pertenece al inagotable fondo de inversión que se vincula a Gino Pozzo.

Resulta poco probable que la portería, defensa y extremos varíen. Si algo ha corroborado el nuevo preparador es que el problema del Granada no ha estado tanto en la elección de futbolistas como en el convencimiento mostrado por los jugadores. Hay un trabajo mental necesario en el vestuario para salir de la depresión actual. Mirar la racha negativa sólo corrobora que si el conjunto hubiera competido sin cortocircuitos ante contrarios visiblemente inferiores estaría en una posición más elevada, seguramente en el 'play off'. Pero la realidad es la actual y en manos de los protagonistas está alejarse de la mediocridad, escalar lo que puedan, soñar si se presta. Por dignidad, por el dinero televisivo que supone acabar lo más cerca posible de la cúspide y por permitir la licencia de creer a su afición.

Al Almería se le plantean otros problemas en el partido. Pelea por la salvación, otra guerra con varios combatientes, pero se han inyectado energía positiva con sus dos últimos resultados, una victoria en su casa ante el Barça B y un empate en Tenerife. Han llegado de la mano de Francisco Fernández, quien venía comandando el filial y que se ha convertido en el apagafuegos de la casa en tiempos de provisionalidad.

La dimisión del granadino Lucas Alcaraz, embolicado en la trama que le relacionó con el Málaga, permitió a este joven técnico asumir las riendas de los 'mayores', como le pasó a Morilla, aunque con mejor arranque. Encima recupera a muchos lesionados, como Morcillo, Tino Costa y Soleri.

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