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Un punto no siempre vale lo mismo
Granada CF

Un punto no siempre vale lo mismo

El empate de la primera vuelta ante Osasuna le llevó al liderato; el del sábado saca al Granada del 'play off'

Camilo Álvarez

GRANADA

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Lunes, 9 de abril 2018, 01:55

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Era el mes de noviembre de 2017. El día 5, concretamente. Ante sí el Granada tenía un reto importante: jugar de tú a tú ante un rival en las mismas condiciones y los mismos propósitos. Osasuna y Granada penaron en su última temporada en Primera y prometieron a su gente devolverles la ilusión con una lucha por el ascenso. Por entonces ambos estaban cumpliendo con las expectativas, a pesar de que habían sufrido problemas. Capaces de superarlos, se presentaron a la cita en El Sadar con la posibilidad de acabar la jornada (decimotercera) líderes. El conjunto rojiblanco era segundo, a un punto del Lugo, primero hasta esa fecha, mientras que el rojillo era cuarto, dos por debajo de los gallegos.

No defraudó el encuentro. Ambos expusieron en el campo sus armas. El local fue aguerrido y quiso desnivelar la balanza a base de empuje en los primeros minutos de ambas partes. El visitante, aún de la mano de Oltra, sabía de las malas intenciones contrarias, así que aguantó las embestidas mientras iba madurando el encuentro para llevarlo a su terreno. Dominó y acabó encerrando a Osasuna ante su hinchada. Machís, siempre Machís, tuvo en su mano la victoria pero perdonó la vida a un rival atrincherado.

Aquel punto se asimiló como una victoria. La imagen del Granada fue convincente. La de un equipo serio, sin miedo en un escenario donde muchos se acongojan y con personalidad para incluso buscar la victoria sin conceder en exceso. Además, ese botín menor le sirvió, unido al resto de resultados de la jornada, para colocarse por primera y única vez en la temporada en lo más alto de la tabla. Una semana duró en el puesto.

Cinco meses después los mismos protagonistas se citaron en Los Cármenes. Ya no son tan fieros como entonces. No imponen a los rivales como lo hacían cuando se les presentaba como recién descendidos con serias opciones de regresar a Primera. Ahora juegan en la misma liga que el resto, con muchas más dudas que les hacen parecer peores de lo que realmente son. O que entonces habían generado unas expectativas que no han sido capaces de cumplir. Aun así los dos jugaban por un puesto en el 'play off' y de paso seguir al acecho de los puestos de ascenso directo, por más que eso se haya convertido en una posibilidad remota. La intensidad y el fútbol de quilates para la categoría de noviembre dio paso a un juego ramplón de ambos. Más pendientes de no ser heridos que de tumbar al contrario. Aprovecharon los navarros para adelantarse gracias al regalo de un Javi Varas venido a menos. El escenario perfecto: resultado a favor, ansiedad del rival y el ambiente enrarecido en la grada.

Logró empatar Montoro en una de las pocas acciones de claridad ofensiva del Granada. Pedro, importante cuando entró en la segunda parte, sirvió un buen balón y el valenciano sorprendió llegando desde atrás. El ánimo parecía cambiar. Se esperaba a un conjunto rojiblanco impetuoso en busca de la remontada. El empuje duró cinco minutos. Diego Martínez, entrenador de Osasuna, colocó defensa de cinco para evitar esa reacción local. Logró enfriar los ánimos granadinistas e incluso acumuló un par de llegadas claras para haber logrado la victoria. Esta vez no hubo milagro de última hora como ocurrió frente al Numancia.

El botín al final del encuentro es el mismo que el Granada obtuvo en El Sadar en la primera vuelta, pero sus consecuencias se alejan de los intereses granadinistas. Con este empate los dos se despegan del objetivo. Tampoco la imagen ofrecida fue la de dos superpotencias. Fueron equipos de nivel medio que compiten por acceder a uno de los seis primeros puestos, pero muy lejos de rivales en clara línea ascendente como Zaragoza, Rayo o Sporting.

No lograr los tres puntos frente a Osasuna condena al Granada a salir de la zona de 'play off'. La situación es preocupante. El club quería seguir en la pelea por el ascenso directo pero en dos jornadas ha pasado a temer por la plaza entre los cuatro que jugarán las eliminatorias para alcanzar la Primera división.

Lejos de las expectativas

Muchas miradas se dirigen al banquillo del Granada para encontrar al culpable de la situación. Se hizo cuando era Oltra el entrenador y se mantiene durante los tres partidos de Morilla. Ambos son los máximos responsables, pues son los encargados de poner en funcionamiento la maquinaria. Pero las piezas tampoco están encajando como se esperaba. La absoluta dependencia de un futbolista como Darwin Machís ha llevado al equipo a la depresión en los tres partidos que lleva fuera por sanción. Sin el venezolano pierde a su principal arma ofensiva. Y nadie es capaz de acercarse al nivel que ha ofrecido esta temporada el extremo sudamericano.

Frente a Osasuna Pedro Morilla probó a Sergio Peña. Un fiasco. Por allí han pasado Puertas o Hjulsager últimamente. Antes, en la anterior etapa, lo hizo Espinosa. Ninguno ha ofrecido un gran rendimiento. Pero ni ahí ni en sus posiciones naturales. Todos ellos están completando una temporada de lo más irregular que empuja al Granada a una situación que nadie esperaba a estas alturas. A ellos se le pueden unir otros futbolistas de ataque como Pedro o los delanteros. El puesto de 'nueve' solo ha tenido un dueño real que ha sido Adrián Ramos, aunque el colombiano tampoco ha brillado excesivamente. Pero sí mejora a los demás con su fútbol.

Joselu se ha ido diluyendo con el paso de las jornadas y lo que antes era un clamor en Los Cármenes pidiendo su presencia en cada partido se ha convertido en una desilusión. Lo intenta pero no le salen las cosas. Tampoco a Rey Manaj, titular el pasado sábado. Voluntarioso lejos del área. Desaparecido donde debe ser peligroso.

En la defensa y la portería pocos pueden sacar pecho. Quizá el nivel de la plantilla no era tan elevado como se vendió a principio de temporada. O quizá los jugadores no han estado, en su mayoría, a la altura.

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