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¡Al fin un poco de luz!

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RAMÓN L. PÉREZ
CONTRACRÓNICA

¡Al fin un poco de luz!

Es indudable que el engranaje para la cocción del fútbol mejoró respecto a partidos anteriores, lo cual no era muy difícil

EDUARDO ZURITA

AFICIONADO DEL GRANADA CF

Domingo, 24 de septiembre 2017, 12:51

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Llegó la primera victoria de la temporada en Segunda del Granada tras un partido que se puso cómodo muy pronto y en que los rojiblancos fueron netamente superiores a su rival, el Córdoba, en la segunda parte, donde la diferencia en el marcador pudo ser más amplia.

Es cierto que el Córdoba dista mucho ahora mismo de la competitividad de cuadros como Zaragoza, Barça B, Tenerife, o Valladolid, que pusieron en jaque al Granada en jornadas anteriores, pero también lo es que el equipo de Oltra se mostró más firme en su parte de contención, donde la presencia de Saunier fue un bálsamo para los males sufridos en partidos anteriores, y mucho más eficaz en su ataque, con un Darwin Machís que explotó todo su potencial aprovechando las debilidades del sistema defensivo rival.

No es tampoco que el Granada lo bordase ante el Córdoba, sobre todo en el primer periodo, donde se volvió a abusar del juego directo, y donde el intento desde el banquillo de controlar el balón con la incorporación de Sergio Peña no llegó a reflejarse fructificar del todo. La ventaja al descanso fue producto de la mayor pegada de los locales, traducida en el gol de Machís tras gran centro de Víctor Díaz, especialmente entonado n sus subidas y asistencias durante toda la tarde sabatina. El Córdoba había trenzado quizá mejor las jugadas, pero se había mostrado bastante inoperante en sus ataques. Incluso pudo llevarse mayor desventaja si el balón de una falta directa sobre un incontenible Machís, ejecutada con virtuosidad por Álex Martínez, hubiese ido un pelín más bajo para no ser repelido por el larguero. Con el cómputo general del primer periodo esa distancia no hubiera hecho justicia.

En la segunda parte el Granada ganó presencia en el campo, empezando Peña a aparecer con asiduidad otorgando criterio a todo lo que salía de sus botas. Tuvo no obstante que ser nuevamente el venezolano Machís el que ampliase la diferencia, tras una gran acción individual que partiendo del extremo y ganado posicionamiento hacia el centro de la cabecera del área cordobesista culminó con un disparo ajustado bajo el que quizá el guardameta Kieszek pudo hacer algo más.

La tierra de por medio puesta frente al Córdoba pudo ampliarse si Ramos hubiera aprovechado una pena máxima que él mismo fabricó tras ser derribado por el portero rival cuando había recogido una asistencia en profundidad del infatigable Machís. No anda ajustado el colombiano, que lanzó francamente mal el penalti, y que más tarde acabaría lesionado y sustituido por Joselu, dando la oportunidad a éste de ampliar la diferencia en el marcador culminando otra gran jugada de Darwin, que estuvo cerca de hacer una triada, tras otra gran incursión suya plena de velocidad y decisión. Esta vez Kieszek sí pudo desviar el disparo cruzado del delantero rojiblanco, pero el rechace llegó en bandeja para que el pichichi del año anterior aumentase su cuenta particular de esta campaña hasta dos tantos.

Todo se encaminaba hacia una goleada, pero el Granada encajó rápidamente un gol inesperado, donde Sergi Guardiola remató de volea a bote pronto un centro desde la izquierda, envenenándose el balón para superar a Varas. Y entonces llegó la zozobra. El equipo no volvió a dar señales de peligro, con Montoro y Peña ya en el banquillo, sustituidos por Martín y Kunde, y el Córdoba estuvo a punto de ajustar aún más el marcador si no es porque Javi Varas le sacó un doble disparo a Jona cuando el partido estaba ya casi finiquitado. Fueron unos minutos finales que recordaron las inconsistencias de partidos pasados, como si se quisiera no olvidar tan pronto las debilidades mostradas en los mismos.

Hubo síntomas de mejoría. En defensa, la presencia de Saunier hizo mejores a todos. El francés cortó mucho, con eficacia y pulcritud, y mostró gran elegancia y criterio en la salida del balón. Incluso el cuestionado Menosse pareció nuevamente un defensa sobrio y eficaz ante el Córdoba, aunque le siguen sobrando brusquedades extemporáneas que le granjean tarjetas eludibles. También los laterales estuvieron más ajustados, con un Díaz certero en sus subidas y un Álex Martínez bien conectado con Machís por la zona izquierda.

Otra apuesta positiva fue la de poblar el centro del campo en detrimento de una de las dos puntas utilizadas en anteriores compromisos, en especial gracias a la presencia de un joven jugador que promete buenas tardes de fútbol, el peruano Peña. Montoro también fue cogiendo tono, y cuando el equipo empezó a dominar la situación al inicio de la segunda parte, el barre-todo Baena se sintió más cómodo y desahogado en su labor a su lado.

Es indudable que el engranaje para la cocción del fútbol mejoró respecto a partidos anteriores, lo cual no era muy difícil, pero no hay que olvidar que las acciones decisivas vinieron otra vez de destellos de calidad individuales: el gran centro de Víctor Díaz en el primero unido a la capacidad de anticipación de Machís; la velocidad y determinación para el disparo del venezolano en el segundo y tercero. Hace falta aún una mayor continuidad en el juego de y creación, donde el crecimiento de la pareja Montoro y Peña se antoja imprescindible.

Hay que buscar que el regreso a la senda de la victoria no sea flor de un día. Para ello habrá que confiar en que la condición física no le juegue una nueva mala pasada a Saunier, cuya titularidad parece fuera de toda duda, y que Montoro y Peña se convenzan definitivamente de que deben asumir la trascendental tarea de dirigir el juego del equipo. Los de delante, por su parte, deben emular la actitud del incansable Machís en su búsqueda obsesiva del gol. Se trata pues de potenciar lo positivo apuntado y seguir minimizando lo negativo, como esos últimos minutos del encuentro donde pareció que los jugadores rojiblancos volvieron a dejar de creer en sí mismos.

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