Ideal
Granada CF

la crónica

Horror en Los Cármenes

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/ Ramón L. Pérez

  • El Granada cae derrotado ante un Málaga que juega a medio gas y consigue celebrar su permanencia matemática en Primera en casa del que tradicionalmente ha sido su máximo rival

El grito de Munch o la tristeza y la oscuridad que presiden las tenebrosas pinturas de Caravaggio bien podrían servir para ilustrar el estado en el que se encuentra la afición del Granada, horrorizada ante la mediocridad demostrada por los jugadores que visten durante esta temporada la camiseta rojiblanca. El tiempo que le queda al Granada en Primera División cada vez está más cerca de agotarse pero el juego que despliegan los hombres de Tony Adams parece más propio de las épocas en las que el club rojiblanco vivía en las catacumbas del fútbol español. Por momentos, el Granada-Málaga pareció ser un deja vu de épocas o de partidos anteriores: Ponce pitado, un jugador rival más ovacionado que cualquiera de los que visten de rojiblanco (en este caso Recio) y otro clásico: el público que abandona el estadio antes de que pite el árbitro mientras que el poco que se queda en sus asientos –alrededor de cinco mil- lo hace para llamar mercenarios a sus propios jugadores.

La primera parte fue un castigo para la afición. Un horror se mire como se mire. Los granadinos no crearon juego, perdieron balones de manera sorprendente y no inquietaron a Kameni, que a pesar de jugar como visitante prácticamente fue un espectador más.

El poco juego que hubo lo puso el Málaga, bastante más ordenado y creativo que su oponente. Camacho y Recio obligaron a Ochoa a salvar el cero a uno con dos buenas paradas tras sendos disparos desde el balcón del área. El ex centrocampista del Granada también buscó el gol con un disparo cruzado, que desvió bien el mexicano (m.21). Y poco antes del descanso otro ex rojiblanco, Juankar, también tuvo una excelente oportunidad para inaugurar el marcador tras hacerle un sombrero a Ochoa, pero el futbolista madrileño acabó en una posición con poco ángulo y remató alto a pesar de que el guardameta mexicano ya estaba batido.

Si algo cambió tras el paso por vestuarios fue que el Málaga afinó un poco más puntería. Un latigazo de Sandro desde la frontal del área se convirtió en el 0-1 después de que ningún defensa local le encimara, permitiéndole alojar el balón junto al palo izquierdo de la portería local. Si el Granada era un manojo de nervios con el cero a cero, el gol del equipo de Míchel no le ayudó demasiado. Ni con balones cortos ni con pelotazos lograron los de Tony Adams asustar a un Málaga que daba la impresión de que podía sentenciar el choque en el momento que estimara oportuno. Un disparo cruzado de Krhin que Kameni salvó con algunos apuros (m.64) fue el triste bagaje ofensivo de un equipo condenado a bajar. Las gradas se fueron vaciando conforme se iba acercando el minuto noventa. Que Sandro enviara un balón a la madera y que Recio, jugador del Málaga, fuera el futbolista más aplaudido por la grada evidenciaban que la situación era irreversible. El Granada tampoco había dado la talla en el partido que Tony Adams calificó como “el más importante de la temporada”. El 0-2 de Sandro en el descuento fue una anécdota, un palo más para Ochoa –de los mejores del equipo esta temporada- y un motivo de peso para que miles de aficionados abandonaran las gradas antes de que Clos Gómez volviera a señalar el camino a vestuarios.

A pocas horas de que Manolo Salvador sea presentado como nuevo director deportivo de la institución rojiblanca, la sensación que deja la actual plantilla es que el ex del Levante va a tener que trabajar muchísimo en las próximas fechas para que la temporada 2017/18 no sea un calvario como la presente, a la que aún le quedan cuatro interminables fechas para echar la persiana.

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