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El paso atrás de Jeremie Boga

El paso atrás de Jeremie Boga
  • El futbolista francés ha pasado de ser pieza clave a perder protagonismo a base de malas actuaciones

Decía el director deportivo anterior, Javier Torralbo, cuando cerró la cesión de Jeremie Boga, que se trataba de uno de los mayores talentos del fútbol europeo. Con sólo 19 años presentaba unas condiciones técnicas que invitaban a pensar en ello. Pero repasando su raquítico historial, más allá de sus logros en ligas de fútbol base, había pasado de puntillas por el Rennes en su primer periplo en el fútbol profesional. Apenas seis partidos como titular en el conjunto francés en sus 27 apariciones la pasada temporada. Como le está ocurriendo en Granada, sorprendió a todos al principio pero acabó siendo más un complemento.

Este año irrumpió con fuerza como uno de los talentosos ‘niños’ de la dirección deportiva. Sin embargo, su estrella se ha ido apagando. Llegó a repuntar pero ha vuelto a las malas costumbres. Cuando Lucas Alcaraz se hizo cargo del banquillo, se encontró con un jugador con muchas condiciones que no producía para el equipo. Comenzó entonces su trabajo individualizado con el mediapunta francés, intentando hacer entender el mensaje. Con la única premisa de jugar para el equipo y no para la galería. Se le veía al técnico granadino charlando continuamente con él. Le corregía en inglés para que no tuviera problemas para entender lo que le quería transmitir. Alcaraz incluso recurrió a Oier, que domina el francés, para reforzar ese trabajo de asimilación de conceptos.

La afición pedía a Boga en las alineaciones pero el entrenador rojiblanco aguantó hasta que lo vio preparado, pese a las críticas. Alcaraz ya dirigió en la jornada séptima al Granada pero Boga no fue titular hasta la duodécima, en Mestalla frente al Valencia (1-1). Se asentó definitivamente dos jornadas después en el once y se mantuvo en él durante siete partidos de Liga consecutivos. En ellas consiguió completar buenas actuaciones en partidos como el que enfrentó a los rojiblancos con el Sevilla, la primera victoria, o en Málaga.

Le duró poco la mecha. Progresivamente ha ido reduciendo su rendimiento y regresando al fútbol de salón que no le lleva a ningún sitio. Esos vicios que consisten en retener la pelota cuando el juego del equipo invita a otra cosa. El buscar regates imposibles entre piernas rivales. El elegir el camino más complicado siempre, aun cuando existen vías para salir del paso de una forma mucho más productiva. La gota que colmó el vaso cayó frente al Espanyol (3-1), un partido nefasto del equipo al completo, sobre todo en cuanto a actitud. Boga fue uno de los sacrificados.

Desde entonces el menudo atacante de Marsella se ha convertido en un plan B que tampoco ha respondido. Especialmente sangrante fue su actuación ante Las Palmas, pues el marcador era ajustado (1-0) y el Granada gozó de varios contragolpes que podían haber resuelto el encuentro mucho antes, pero cayeron en las botas equivocadas, las suyas. Alcaraz suele recurrir a él para dar descanso a los hombres de banda o para intentar cambiar la dinámica de partidos en los que su equipo se encuentra atascado en ataque. Boga no responde.

El cansancio acumulado en la última semana, con tres partidos en seis días, ha hecho mella en el rendimiento colectivo. A eso se han unido las sanciones, que han dejado como resultado una derrota en Leganés que, combinada con una jornada de resultados nefasta para los intereses granadinistas, coloca a los rojiblancos en una situación muy comprometida. Ejemplos como el de Boga llevan a entender por qué Alcaraz no acudió a las rotaciones sabiendo que muchas de sus piezas clave estaban al límite.

Su actitud no ha cambiado mucho a pesar de ser suplente. Hasta la fecha acumula 17 partidos (10 de titular), en los que ha marcado un gol y ha dado una asistencia. Muy pobre.

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