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Granada CF

GRANADA CF | LA CONTRACRÓNICA

Errores no forzados

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  • Ver al Granada sacar el balón desde atrás provoca tensión, carencia de fiabilidad y proximidad de algún percance

Decía Johan Cruyff que el fútbol era un deporte de errores. Que, sin ellos, no habría goles en casi ningún partido al residir la perfección y no poder incurrir de ninguna manera en los mismos. Que había que forzarlos para desnivelar los partidos. Y no le faltaba razón. El Granada, visto lo visto, es uno de los clubes que más lejos lleva esa expresión en la práctica. Y como ocurre en el tenis, la mayoría de los que comete son no forzados. Producto de fallos calamitosos, impropios de la élite en la que lleva instalado más de un lustro.

San Mamés fue un nuevo ejemplo. Quizás el más sangrante en el plano individual. Ver al Granada sacar el balón desde atrás provoca tensión, carencia de fiabilidad y proximidad de algún percance. En Bilbao fueron dos graves, incluidos en el debe de la juventud, entre otras cosas. Martín Hongla cumplirá 19 años en dos semanas. El camerunés se destapó ante el Betis como un central maduro para su corta edad, incluso veterano. Tenso al choque, rápido al corte y aseado en la salida de balón. Sin embargo, la catedral del fútbol español lo devolvió a la realidad y le recordó sus primaveras. Su exceso de confianza como último hombre provocó el primer golpe. El club rojiblanco ha visto despuntar a numerosas promesas desde que está en Primera pero también ha sufrido los descuidos propios de la juventud de los mismos. Es el peaje a pagar, la letra chica de la factoría Pozzo. Hongla tiene visos y personalidad para llegar lejos. El tiempo le ayudará a subsanar sus errores pero los puntos perdidos por el camino no podrán volver.

El islandés Ingason, por su parte, lleva más batallas a cuestas que su compañero en la zaga a pesar de su, igualmente, corta edad (23). Ha aportado colocación y algo de oficio pero sufre al espacio cuando la velocidad del encuentro le supera. Un mal despeje suyo cuando el encuentro señalaba tablas complicó a Ochoa. El mejicano salvó la ocasión ante Williams e hizo olvidarle que se trataba de una cesión. Blocó por instinto, como acto reflejo. El resto ya lo conocen. Los leones se comieron al árbitro, que reculó en su nula decisión, ayudado por su asistente. Típico arbitraje recibido durante este año a domicilio. Pero poco se puede reprochar a un tercero cuando el origen de la chapuza es interno. El Granada pudo contrarrestar un mazazo pero no dos. Ochoa se sumó a la fiesta en la segunda parte tratando de blocar un balón fuera del área chica que exigía despejar de puños. Partido visto para sentencia. Pescado vendido a veinte minutos del final. El equipo moralmente es muy débil desde la época Jémez. La fe brilla por su ausencia. Cuesta recordar algún encuentro por debajo en el marcador en el que se vieran visos de poder empatarlo o remontarlo. Se bajan los brazos con asiduidad cuando los mismos se complican.

Queda la sensación de impotencia. De conceder al rival lo que no es capaz de generar por sus medios. De inexperiencia y poco oficio. Errores impropios de la élite no significan falta de actitud sino en muchos casos de nivel. Al equipo le cuesta generar fútbol desde principio de temporada. Se ha mejorado notablemente con las llegadas de Wakaso y Adrián Ramos, ganándose cierto nivel de medio campo hacia delante, principalmente cuando se asocian Carcela, Pereira y el colombiano que, por desgracia, ocurre con cuentagotas. Pero la mediocridad sigue instalada atrás. Se yerra lo indecible e impensable, a pesar de que Héctor ha llegado para quedarse. La zaga es el pilar sobre el que recae el peso del equipo. Si los cimientos flaquean, la ruina asoma con asiduidad.

Dijo una vez Michael Jordan durante su exitosa carrera que el talento gana partidos pero el trabajo en equipo y la inteligencia ganan campeonatos. En el Granada escasea lo primero pero en los últimos partidos en casa se ha fortalecido lo segundo. Toca volver a ello. IntentaNdo limitar los errores. Evitando que sean regalados y no forzados. Contra el Alavés no queda otra. Match point.

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