granada cf | la crónica
Se presentó el Athletic ante el Granada sin Laporte, sin Raúl García, sin Aduriz y sin la fiereza habitual con la que recibe a sus rivales en el Nuevo San Mamés tras la dolorosa eliminación en la Europa League a manos del APOEL Nicosia. No hizo el equipo bilbaíno el mejor partido posible ante el granadino pero aún así fue más que suficiente para sumar los tres puntos en juego y evitar más reproches por parte de su afición.
Y es que el Granada que jugó en Bilbao fue especialmente compasivo e incluso contemplativo en algunas fases del encuentro. Cuesta creer la magnitud de los errores protagonizados en defensa por un equipo granadino sin alma, sin pundonor ni maldad alguna. Como si fuesen once monjes recién salidos del convento los jugadores del Granada demostraron en San Mamés que no saben ciertos aspectos elementales del fútbol y, claro, en Primera División es casi imposible conseguir resultados positivos si regalas tres goles a tu adversario en un mismo partido.
Como si los andaluces no llamasen la atención lo suficiente con su camiseta coral-fluor Hongla tuvo el dudoso honor de entregar el primer regalo de la tarde al conjunto bilbaíno en el minuto 11 de partido. El defensa camerunés perdió un balón a la hora de sacarlo jugado desde su propia área y Beñat solo tuvo que ponerlo en los pies de Susaeta para que éste lo empujara a gol (1-0). Un error grotesco, con el que cualquier entrenador de un equipo cadete querría que se lo tragase la tierra. Es fácil imaginar la incredulidad –por no decir decepción- que le quedó en el rostro a Lucas Alcaraz.
No obstante, Carcela estuvo listo para aprovechar un fallo en el marcaje en el área contraria y subir pronto el 1-1 al marcador con un disparo cruzado ante el que nada pudo hacer Iraizoz. Fue extraña la primera parte. Los dos equipos demostraron estar atravesando su vía crucis particular y las llegadas fueron pocas y con escaso peligro. Solo destacaron los regalos: dos del Granada y uno del Athletic, aunque hay que reconocerle cierto mérito a Carcela a la hora de definir. El segundo regalo del equipo nazarí llegó cuando había transcurrido la primera media hora de partido. Una horrorosa cesión de Ingason a su portero ante la presión de un rival obligó a éste a salir con todo y a despejar el balón como buenamente pudo. Trujillo Suárez decretó libre indirecto en el área por juego peligroso y Beñat tocó el esférico hacia Lekue que, solo en el balcón del área, cruzó el balón ante un Ochoa con poca visión y que además fue despistado porque el balón tocó en un compañero antes de entrar en su portería.
El inicio del segundo tiempo llevó algo de esperanza a los seguidores del Granada desplazados a San Mamés porque Uche mandó un balón al palo (m.50) y el Athletic era más que evidente que no estaba atravesando un buen momento. No obstante, un sentimiento de tristeza y de apatía generalizada parece afectar a los granadinos cuando juegan lejos de Los Cármenes y el balón apenas llegó al área rival, motivo por el que es anecdótico que el nueve del Granada se llame Adrián Ramos, Artem Kravets o Cristiano Ronaldo. Ochoa salvó a su equipo en un uno contra uno ante Iñaki Williams (m.61) pero concedió el tercer regalo de la tarde al conjunto de Ernesto Valverde al protagonizar una mala salida ante San José, que aprovechó que el meta mexicano no despejó bien el balón para subir el 3-1 al marcador. La defensa granadina reclamó falta pero la infracción no existió. A partir de ahí el Granada volvió a dejar que se lo llevara la corriente. Pérdidas absurdas, resbalones, desgana…Un nuevo capítulo de un serial que parece una adaptación de la novela de Stevenson El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde. Deberá desempolvar el equipo granadino su actitud ganadora y sus conocimientos futbolísticos en los próximos partidos de liga ante Alavés y Leganés o el descenso a Segunda División se verá más cerca que nunca a lo largo de los próximos días.
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