la crónica
Con John Jiang en el Palco y con la afición defraudada por el mal partido jugado en Eibar, el Granada sacó su mejor versión y convirtió los reproches en aplausos y los lamentos en gritos de gol. El equipo rojiblanco jugó su mejor partido en lo que va de temporada ante un Betis triste, que no expuso gran cosa en el Nuevo Los Cármenes. Aunque tampoco se le puede quitar mérito al trabajo de los granadinos. La entrada de Wakaso le dio energía a un equipo en el que Héctor demostró carácter, Carcela sacó a pasear su calidad y Adrián Ramos por fin se reencontró con el gol y además por partida doble.
La primera parte del Granada fue, sin duda, la mejor de la temporada en lo que va de liga. Los pupilos de Lucas Alcaraz demostraron estar mucho más metidos en el partido que en Ipurua, donde no dieron la talla en los noventa minutos. Rubén Castro fue el primero en crear peligro con un disparo cruzado que se marchó fuera por poco (m.10) pero cuando el Granada creó su primera ocasión ante la meta de Adán el balón fue para dentro y el partido cambió por completo.
Buena parte del mérito de ese 1-0 se le puede atribuir a Wakaso Mubarak, que robó la cartera a un rival en el centro del campo y le dio un pase en profundidad a Carcela para que éste superara a su rival por velocidad y definiera a la perfección picando la pelota ante el guardameta bético.
El tanto animó a un equipo rojiblanco que había estado algo tímido en los primeros instantes pero que poco a poco logró ahogar a su rival física y psicológicamente puesto que el 2-0 sentó como un jarro de agua fría al equipo de Víctor Sánchez Del Amo. El tanto nació de las botas de Héctor, que puso mucha fe en ganar un balón dividido para posteriormente colocarlo en la cabeza de Adrián Ramos, que remató a gol desde una excelente posición. La fiesta rojiblanca se prologo aún más gracias a una buena penetración de Carcela, que llegó hasta el balcón del área, remató cruzado y, aunque Adán rechazó en primera instancia, Pereira estuvo muy atento para remachar a gol el balón muerto en el área.
El Betis había desaparecido del terreno de juego y cada vez que tenía la posesión le quemaba el balón en los pies pero al conjunto rojiblanco le faltó precisión en los metros finales para liquidar el encuentro en una primera mitad en la que Wakaso y Uche rayaron a gran nivel. Al descanso se llegó con la afición rojiblanca muy satisfecha con el trabajo de su equipo mientras que la hinchada del Betis le gritaba “jugadores mercenarios” a sus propios futbolistas.
La segunda mitad tuvo menos historia y el Granada solo tuvo que mantener la seriedad y la concentración suficientes como para impedir que el Betis se metiera en el partido y tuviera alguna opción de puntuar. La escuadra verdiblanca intentó hacer méritos para reducir las distancias y darle vida al encuentro pero un colosal Uche dio muestras del talento que atesoran sus botas al hacerse con un balón en el centro del campo, escaparse por la banda derecha como si fuera un extremo y poner el balón en el área, donde Pereira contactó con Adrián Ramos y el ariete, a la segunda, superó a Adán tras una buena primera intervención del ex portero del Real Madrid. En plena fiesta del granadinismo Ocón Arraiz se ganó los reproches del público por una polémica tarjeta roja a Pereira tras un rifi-rafe con Nahuel, que también fue expulsado. Petros, de cabeza a la salida de un córner, marcó el 4-1 final pero el mercado estaba cerrado y el pescado vendido. El Granada se reconcilia con su afición y ruge antes de visitar la catedral del fútbol español, un lugar en el que buscará mantener sus buenas sensaciones antes de enfrentarse al Alavés y al Leganés. La salvación queda provisionalmente a dos puntos y la actitud mostrada por el equipo es la deseada. Hay liga.
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