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Granada CF

GRANADA CF | la contracrónica

Tales para cuales

Tales para cuales
  • El segundo tiempo fue para el Granada, que se activó en torno a un encomiable Samper, lo único casi salvable del partido por parte rojiblanca

El Granada y el Osasuna presentaron sus credenciales para el descenso en el partido celebrado entre ambos en Los Cármenes. La primera parte fue para los navarros por incomparecencia de los locales, cuestión demasiado reiterada en esta desdichada temporada. El segundo tiempo fue para el Granada, que se activó en torno a un encomiable Samper, lo único casi salvable del partido por parte rojiblanca, y atosigó a los pamplonicas superándoles hasta la chiquillada de Uche, que sumó a otra mala actuación una merecida expulsión. El colegiado de la contienda, el tinerfeño Trujillo Suárez debiera acompañar a ambos contendientes en su descenso a Segunda, aunque en su caso lo inexplicable es que esté arbitrando en la élite del fútbol español, dada la incompetencia demostrad a lo largo del partido.

La incapacidad local quedó manifiesta en los primeros cuarenta y cinco minutos. A este Granada de medio pelo de la presente temporada las bajas acumuladas le sientan muy mal. La de Saunier está siendo un verdadero quebradero de cabeza, y el empeño de mantener a Vezo como central cada vez resulta más inexplicable. Gabriel Silva tampoco llegó, y Tabanou demostró a las claras que el brasileño no tiene rival en la titularidad en el ala izquierda de la zaga, ya que parece no confiarse en Gastón en dicha demarcación, precisamente la que cubre como titular indiscutible en la selección de Uruguay convocatoria tras convocatoria internacional.

El francés y el portugués estuvieron horrorosos en los inicios del partido, superados por la responsabilidad del envite y sus claras carencias técnicas, y facilitaron las andanadas en ataque por banda derecha de los visitantes, que hicieron parecer a Oriol y Sergio León dos delanteros mejores de lo demostrado hasta ahora en el campeonato. El gol del Osasuna fue un canto a la inanidad defensiva de la zaga granadinista por su banda izquierda, donde Tabanou fue incapaz de tapar el avance, Samper se vio superado y Vezo llegó tarde dejando a Oriol recibir dentro del área con comodidad para cruzar el balón lejos del alcance de Ochoa.

Quedaba un mundo tras el gol encajado por el Granada, pero los rojiblancos tiraron por la borda todo el tiempo de la primera parte, donde se estuvo más cerca del segundo gol visitante que del empate, imposible para los de casa cuando sus ocasiones se reducen a un centro de Foulquier, un tiro lejano de Tabanou y un flojo remate de Vezo. Pobreza extrema en un equipo local que se jugaba engancharse a la liga pero al que parecía no irle nada en el encuentro.

Tras el descanso la actitud de los rojiblancos cambió en torno al coraje demostrado por Samper, que ya en la primera parte había sido el único que parecía ser consciente de lo que estaba en juego. El catalán, que empezó la temporada indeciso, perdido, dando muestras palpables de ofuscación, empieza a echarse al equipo a cuestas desde hace unas jornadas. Todo empezó con aquella salida fulgurante desde el banquillo en el encuentro ante el Dépor, se continuó con la buena actuación ate el Sevilla y se ratificó en la gélida tarde-noche ante el Osasuna. Sergi trató de barrer todo lo que sus compañeros de medio campo no hicieron, y tuvo redaños para proyectarse hacia delante con criterio cuantas veces se propuso. Una pena que no se viera acompañado en su empeño más que por el pundonor de Foulquier y muy poquito más.

El centrocampista cedido por el Barça consiguió contagiar al equipo de esperanza y fe en la remontada y con ello se consiguió encerrar atrás al Osasuna en buena parte del segundo periodo. Aun así las ocasiones vinieron casi siempre desde acciones que partieron de defensas: Lombán lanzó largo y dejó a Boga solo ante Mario, pero el francés intentó una vaselina que adivinó el portero; y Kravets desperdició dos grandes servicios desde la banda por parte de Foulquier.

Lucas, con signos evidentes de desesperación durante buena parte del partido, empezó a mover el banquillo ante la adversidad del marcador. Atzili, sencillamente horrendo e incapaz de nada, dejó su puesto a Bueno, y más tarde Vezo, otro que cuajó una actuación lamentable, a Ponce, retrasándose Uche al centro de la defensa local. El delantero argentino sería protagonista tras voltearse con habilidad en el área y lanzar el esférico al palo. Harían falta otros dos remates en la misma jugada, uno de Bueno rechazado por Mario y el definitivo de Kravets para igualar el encuentro. En ese momento el equilibrio hacía justicia al empeño local basado más en el coraje que en buen fútbol.

El tiempo que quedaba para finalizar el encuentro parecía favorecer más al Granada que seguía acercándose al marco de Mario con peligro, principalmente en incursiones de Boga por la banda izquierda del ataque, donde ahora encontraba el apoyo de Tabanou, más entonado en este periodo. Pero todo se vino abajo por una estúpida y censurable acción de Uche que pisó sin balón a un contrario para tomar camino de vestuarios tras ver una justa roja, en una de las pocas decisiones del árbitro, a instancias de su juez de línea, que parecieron acertadas.

Con la inferioridad numérica Gastón Silva accedió al campo en sustitución de Kravets para guardar la zona central de la defensa, donde mostró más oficio que sus antecesores salvando in extremis sendas ocasiones osasunistas, lo que alimenta las razonables dudas que planean sobre la decisión de su continuada suplencia. A pesar de tener menos efectivos el empuje de Samper pareció insuflar ánimo a los rojiblancos para intentar la heroica, que hubiera sido posible de andar más certero en el pase definitivo en sendos francos contra-ataques Alberto Bueno, que aunque siempre deja destellos de calidad en acciones aisladas parece incapacitado para competir en Primera por su estado físico. El Osasuna pudo llevarse el partido en dos ocasiones al final del encuentro, y de haber dispuesto los navarros de atacantes más efectivos, hubieran asestado una estocada definitiva a las escasas aspiraciones locales, si es que aún alguien pleno de optimismo puede enarbolarlas.

El partido demostró las carencias de ambos conjuntos para competir en Primera. El Granada se vio superado por el colista de la liga, el peor de los veinte equipos por ahora, que pareció mejor dispuesto y con más fútbol en el primer periodo. Después el simple empuje por coraje de los locales comandados por Samper arrinconó a un Osasuna que entonces demostró sus debilidades en la contención y que incluso pudo perder el encuentro. Una acción reprobable y enormemente dañina para los suyos de Uche devolvió el control del encuentro a los osasunistas, que no supieron aprovechar la ventaja numérica finalmente. Un empate cimentado en los errores y miserias del contrario casi más que en los méritos de cada uno de los contendientes. Todo ello amenizado por una actuación esperpéntica a nivel arbitral, con numerosos errores de bulto en la apreciación y con una incapacidad manifiesta de medir la aplicación reglamentaria en el muestreo de tarjetas. Un espectáculo en suma digno de una categoría futbolística bastante inferior a la de la élite.

A falta de un partido para el final de la primera vuelta el panorama es desolador. Lucas sólo ha conseguido ocho puntos en once partidos, y confiar en una resurrección en juego y resultados con los jugadores con que cuenta la actual plantilla es simplemente soñar ingenuamente. Al Granada se le acumulan elementos con carencias técnicas más que notables para jugar en Primera con la bisoñez de muchos de los jóvenes cedidos y la falta de compromiso de algunos que llegaron con la vitola de jugadores trascendentales y no han demostrado nada. Después de dieciocho jornadas sólo se ha ganado un encuentro, y cabe pensar que milagrosamente, ante el potente Sevilla, que ya echa el aliento al líder. Cada baja producida en aquel once que consiguió la victoria ante los de Sampaoli es un problema irresoluble para el Granada, simplemente porque la plantilla conformada en el verano es incapaz de dar la talla en Primera.

Nada se ha movido aún, hasta el momento en que se escribe esta contracrónica, para reforzarla. Sólo ha habido tres salidas de jugadores que realmente no habían aportado casi nada, como Toral, o absolutamente nada, caso de Barral y Kelava. Puede que se haya pensado que no hay nada que hacer ya para salvar la temporada, a pesar de que la salvación aún no está imposible en cuanto a números, pero sí en cuanto a sensaciones. Lo peor no sería descender, al fin y al cabo el Granada ha estado jugando con ello desde su retorno a Primera. Lo preocupante realmente es que no existe una base de plantilla para afrontar con garantías la siempre difícil categoría de plata del fútbol español. La disposición inversora y la capacidad de gestión deportiva de los nuevos dueños del Granada han sido hasta ahora nefastas, empeorando, que ya es decir, las deficiencias de las últimas temporadas bajo la tutela de Pozzo y los suyos. El nuevo dueño Lizhang y su equipo de asesores y consejeros áulicos están elevando a los altares, con su racanería, ineptitud e inacción, a los antiguos propietarios, a pesar de la más que cuestionable gestión deportiva del Granada en Primera de estos últimos. A algunos les parecía difícil conseguir tal dislate, pero la triste realidad está confirmando los peores augurios.

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