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Cinco claves para entender el hundimiento de Jémez

Jémez, en la rueda de prensa de despedida.
Jémez, en la rueda de prensa de despedida. / Alfredo Aguilar
  • El ex entrenador del Granada ya vaticinó a la conclusión del partido de Mendizorroza que los errores de su equipo “le costarían el puesto”

Paco Jémez dejó este miércoles de ser entrenador del Granada Club de Fútbol. El entrenador cordobés, aunque canario de nacimiento, no ha conseguido mejorar los resultados de su ya ex equipo tras un mal inicio de liga que lo ha instalado en los puestos de descenso con cero victorias en seis partidos disputados. Su cese en pleno mes de septiembre sorprendió a muchos aunque el propio Jémez ya vaticinó a la conclusión del último partido de liga ante el Alavés que los errores de su equipo tarde o temprano “le costarían el puesto”. Repasamos aquí cinco claves por las que el matrimonio entre el Granada y Paco Jémez ha terminado mucho antes de lo esperado:

1. Los malos resultados: Un entrenador casi siempre pierde el puesto porque los resultados de su equipo no son positivos. Con Jémez no ha sido una excepción y ‘su’ Granada ha completado unos de los peores arranques de competición de la historia del club. Dos empates y cuatro derrotas en seis partidos es un pobre bagaje muy especialmente si se tiene en cuenta que varios de esos encuentros jugados han sido contra equipos que a priori son de nivel similar al Granada como Las Palmas, el Eibar o el Alavés.

2. La falta de paciencia: Desde la directiva rojiblanca siempre se pidió paciencia porque muchos fichajes llegaron tarde y era lógico suponer que el Granada de Jémez tardaría más que otros equipos en carburar. Al ex del Rayo Vallecano se le firmó un contrato de tres años de duración y a la afición se le pidió que se “hartase de paciencia” pero finalmente el crédito de Jémez se ha quedado a cero mucho antes de lo que podía intuirse. Los últimos seis fichajes del Granada fueron confirmados por el club rojiblanco durante el último día del mercado de fichajes (31 de agosto) por lo que Jémez no ha llegado a cumplir ni un mes en el banquillo con la plantilla al completo.

3. Los excéntricos cambios como director de orquesta: Seis alineaciones en otros tantos partidos son un síntoma evidente de que un equipo no está rindiendo como le gustaría a su entrenador, que toma la decisión de mover fichas buscando un mejor resultado que en el partido anterior. Con Jémez en el banquillo Ochoa ha sido el único jugador que ha disfrutado de estabilidad. Futbolistas como Boga o Sergi Samper han pasado de ser importantes a quedarse fuera de las convocatorias mientras que los castigos a Gabriel Silva (sustituido en el minuto 31 del partido ante Las Palmas) o a Atzili (sustituido el pasado lunes en el minuto 71 tras haber entrado en el 46) no son nada frecuentes en el mundo del fútbol.

4. Sus mensajes en los medios: Desde muy pronto Paco Jémez tuvo salidas de tono en público que no debieron gustar nada a la directiva que apostó por él. En la segunda jornada de liga puso su cargo a disposición de la directiva tras haber perdido 5-1 en Las Palmas, unas manifestaciones que posteriormente explicó que había realizado con intención de “agitar la gaseosa”. Más serias fueron sus críticas cuando a mediados de septiembre habló en El Larguero de “proyectos cambiados” y de que el del Granada era “el charco más grande en el que se había metido”. Su vaticinio tras la derrota ante el Alavés –que los errores de su equipo le iban a terminar costando el puesto- se convirtió en realidad poco más de 24 horas después.

5. La mejoría defensiva, una leyenda urbana: Si en el aspecto puramente deportivo el Granada de Jémez ha tenido un déficit especialmente importante ese ha sido el de sus actuaciones defensivas. La mejoría atrás siempre fue una tarea pendiente en la que se iba a trabajar pero que ha acabado convirtiéndose en leyenda urbana. El catalogo de fallos en la zaga ha sido de lo más variopinto pasando por expulsiones evitables (Betis), despejes a lugares prohibidos (Athletic) o ridículos corales como los protagonizados ante la UD Las Palmas o el Alavés. 15 goles encajados en seis partidos (2,5 de media) es un lastre demasiado pesado para cualquier equipo que no tenga una línea de ataque repleta de estrellas mundiales.