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El madridista al que mejor entendió Jémez

Alberto Bueno presta atención al entrenamiento con un balón en los pies, en la ciudad deportiva del club rojiblanco.
Alberto Bueno presta atención al entrenamiento con un balón en los pies, en la ciudad deportiva del club rojiblanco. / F.R.
  • Bueno es una de las referencias ante el gol del Granada, aunque no es un ariete, sino un llegador que alcanzó su nivel en el Rayo

La reputación goleadora se suele encasillar en los arietes. Es por ello por lo que muchos aficionados del Granada, tras el mercado de fichajes, colocan en sus alineaciones imaginarias a Alberto Bueno como delantero centro, debido a su bagaje ante la meta. Pero tal indumentaria le viene ancha a este madrileño de 28 años. Él no es un hombre del área. Él llega al área. Aparece por sorpresa, aprovechando los espacios que le suele ceder un compañero por delante. Es un segundo punta, como consolidó Paco Jémez en el Rayo Vallecano. Posición fetiche para el entrenador, que volverá a ocupar su ojito derecho en las contrataciones. Un futbolista de talento, formado en la cantera del Madrid, al que supo entender como nadie quien le vuelve a dar las órdenes. Ahora, en el Granada.

Si Bueno es titular el domingo, algo que parece probable pues se le ve en buenas condiciones físicas en estos primeros entrenamientos de la semana, se encontrará con otro valedor suyo: José Luis Mendilibar. Aquel que le dio la oportunidad de enrolarse en un club de Primera división, el Real Valladolid, ante las dificultades de progresar en el Real Madrid, con el que se estrenó en Liga, Copa del Rey y Liga de Campeones de manera testimonial. Los pucelanos pagaron tres millones.

Llegó con la vitola de campeón de Europa sub 19, formando ataque con otro talento forjado en la 'casa blanca': Juan Mata. Fue máximo goleador del torneo, pero cuando aterrizó en la élite asomaron ciertas carencias para habitar en el rectángulo enemigo. Así lo analiza Eloy de la Pisa, periodista del Norte de Castilla, quien cubría de cerca la actualidad del Valladolid. «No es un futbolista de presionar o de lucha. No tiene cuerpo para eso, ni es de ese perfil de delanteros sacrificados. Pero tiene una gran imaginación, creando ocasiones de la nada. Posee último pase, recursos técnicos y llegada desde segunda línea», repasa.

Con los blanquivioletas se llevó un disgusto en su primera temporada, con el descenso de categoría. Bueno, que tenía una ficha alta, se fue cedido al Derby County, de la Segunda inglesa. Retornó al Valladolid, al que ayudó a volver a Primera división, pero la relación con su técnico, Djukic, no era la mejor. «Tuvieron varios enfrentamientos. Bueno necesita concentrar atención, que jueguen para él. Suele arrancar bien la temporada y luego tiene un bajón. Todavía no había madurado y no era de ir mucho al choque. Paco Jémez sí le supo entender», argumenta De la Pisa.

Bueno salió de Valladolid por la puerta de atrás, orillado por Óscar en la mediapunta. Regresó a su ciudad, Madrid, siendo natural del barrio de Moratalaz. Se encontró a un preparador con la sensibilidad suficiente para adivinar dónde podía explotar. Fue testigo de ello Isaac Fouto, periodista de la Cadena Cope en Madrid. «En su primer partido, marcó a pares. Jémez lo puso de mediapunta, con Larrivey por delante. Encajó perfectamente en su sistema. Hay que repasar que ese puesto es clave para él y quienes lo han desempeñado, suelen hacer tantos con frecuencia. Ahí está el caso de Piti o más recientemente el de Jozabed», aporta Fouto, que resalta que Bueno tiene «la cabeza bien amueblada» y que está seguro de que «recuperará su nivel con Jémez» tras el año aciago en el Oporto, «donde sabía que iba a ser suplente».