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Los caminos de Jémez y Gálvez se volverían a encontrar en el Granada

Alejandro Gálvez persigue a El Arabi en un duelo entre el Rayo Vallecano y el Granada.
Alejandro Gálvez persigue a El Arabi en un duelo entre el Rayo Vallecano y el Granada. / Ballesteros
  • Coincidieron durante dos temporadas en el Rayo, en el que vivieron el mejor año de su historia, y pudieron venir ya a los rojiblancos en 2014

Eran dos viejos anhelos de Quique Pina. Estuvieron a punto de venir al Granada. Fue en 2014, cuando Gálvez entró en su último año de contrato con el Rayo Vallecano, mientras que su entrenador, Paco Jémez, mantenía un excelente cartel tras haber llevado a los madrileños a su mejor clasificación histórica, con un octavo puesto. Pero no pudo ser. Gálvez firmó unos meses después por el Werder Bremen. Con el técnico, sin embargo, hubo más emoción. Tenía una campaña más de vinculación, pero trató de desvincularse a las puertas del verano. La dirección le exigió los 6 millones de su cláusula de rescisión. Renunció a marcharse. El Granada era la entidad más interesada por sus servicios en caso de salir.

Todo quedó en una tentativa. Pina viró bruscamente hacia Joaquín Caparrós. Gálvez se marchó a Alemania, donde ha pasado dos cursos en los que ha evolucionado mucho. Ahora al central y al preparador nacido en Las Palmas les surge la ocasión de reencontrarse. Si lo del míster está a falta de la difusión oficial, que llegará esta semana, la operación de transferencia del defensa acarreará una negociación con el Werder Bremen. Su director deportivo, Frank Baumann, declaró el viernes, en el diario Kreiszeitung, que no iba a dar facilidades para su salida. «No tenemos disposición para hablar de un cambio», alertó, aunque asume que el deseo del futbolista es ir al equipo de su ciudad.

Para Gálvez es una ilusión llegar al Granada, que se duplica por la posibilidad de servir al lado del mentor que «le hizo futbolista», según palabras del padre del jugador, Fernando, que ejerce de representante. Jémez pulió a aquel chaval que se marchó pronto de casa para militar en otros equipos y que alcanzó la máxima categoría con el Sporting de Gijón. En el primer curso del Granada en Primera, Gálvez apareció en la segunda vuelta de titular con los asturianos en Los Cármenes, ejerciendo de pivote. Tuvo una fenomenal actuación, pero la dirección deportiva no consideró en ese momento su adquisición, pese a que quedaba libre.

Se fue al Rayo y allí triunfó atrás, en un contexto de máxima exigencia para un zaguero, pues a Jémez le gusta la línea adelantada y que siempre se saque el balón por raso. Entre errores y aciertos, Gálvez creció. Con algún 'pescozón'. Hay una anécdota en una rueda de prensa. El granadino volvía una convocatoria del Rayo tras una expulsión y Jémez advirtió de que sería suplente, junto a su compañero Jonathan Viera: «llega un momento en el que el jugador te fuerza a ver quién la tiene más grande. Y ese soy yo. Tienen que aprender y saber que hay errores que no se pueden cometer. Deben volver a ganarse el respeto».

Aquel Rayo reunió una colección muy interesante. Además de los mencionados, estaban Alberto Bueno o Iago Falque. Ambos son de ese perfil que parece congeniar con el estilo de Jémez. Quién sabe si Javier Torralbo, el nuevo director deportivo, lo tendrá en cuenta. Lo de Gálvez sí parece una apuesta clara, pero tendrán que lidiar con los alemanes.