Ideal
Granada CF

granada cf | perfil

La metamorfosis de Roberto Soldado

La metamorfosis de Roberto Soldado
/ AFP
  • De vuelta a España y a la Comunidad Valenciana tras ser ninguneado en Inglaterra, Roberto Soldado exhibe una progresión futbolística inaudita

A Roberto Soldado (Valencia, 1985) le dijo su padre Toni siendo un niño que se quitase de la cabeza aquello de ser portero, que el dinero estaba en los goles de un delantero. Toni siempre quiso que fuera el futbolista que él, frustrado, nunca fue. A sus treinta años y tras dos tristes temporadas en la Premier, Soldado le ha dado una vuelta al mensaje de su padre. Ya marcó los goles, ya ganó el dinero, ya se hizo futbolista. Ahora, desde la delantera, quiere ser el juego.

El hoy delantero del Villarreal ya presentaba desde su infancia muestras del carácter que luego lo identificaría. Una muestra más de la huella de su figura paterna en él, asegura. Nunca le gustó el fútbol sala con el que todo el mundo empieza; desde pequeño fue más guerrillero, más clásico. El Don Bosco de la avenida de la Plata de Valencia le dio sus primeras oportunidades hasta que con catorce años Vicente del Bosque, entonces director de la cantera del Real Madrid, fue a verlo debido a la insistencia de uno de sus ojeadores. El delantero tardó días en trasladarse a Madrid. Su padre Toni le convenció.

Con la asignatura pendiente de desprenderse de malas formas fruto de una personalidad que sólo desarrollaba dentro del campo, Soldado comenzó a arrastrar un saco lleno de goles por todas y cada una de las divisiones de la cantera madridista. Entre tanto y tanto, con 17 dejó la residencia de jugadores para independizarse y, con dinero y juventud, comenzó a salir de fiesta cada dos noches. Preocupados por su rendimiento, sus padres marcharon a vivir con él para reconducirlo. Funcionó.

Siempre rondando la veintena de goles, fue clave en el ascenso del Real Madrid Castilla a Segunda división en 2005 de la mano de López Caro. Un equipo cargado de futuros futbolistas como Arbeloa, Juanfran, Diego López o Borja Valero. La exigencia de la categoría de plata no hizo más que motivar a un delantero que las peleaba todas y que dejaba en la sombra al prometedor Álvaro Negredo. Llamado por Vanderlei Luxemburgo para el primer equipo, consiguió su primer gol en Primera ante Osasuna en el Bernabéu con asistencia de Zidane. Siempre presto para estar con los mayores, no descuidó su responsabilidad con el Castilla y cerró la temporada con 19 tantos, siendo el segundo máximo goleador de la categoría.

Ocho equipos de Primera se interesaron por Soldado y este terminó escogiendo a Osasuna, que disputaría UEFA. Requirió paciencia en la adaptación pero se terminó ganando el apodo de ‘Gudari’ –‘soldado’ en euskera- y formando dupla con Milosevic llevó a los rojillos hasta la semifinal de la competición europea, sufriendo sin embargo para conseguir la permanencia. Los catorce goles le permitieron debutar con la selección de Luis Aragonés.

Cargado de autoestima, volvió a Chamartín de su cesión con la promesa de Schuster, que el año anterior lo quiso en Getafe, de tener minutos. Soldado reconocía la posibilidad de fracaso. Y fracasó, con una sola titularidad en la temporada y ni un solo gol. Al verano siguiente terminaría por enrolarse en el Getafe de Víctor Muñoz, marcando en trece ocasiones y siendo parte de una permanencia que se firmaría con Míchel en el banquillo. De cara a su segunda campaña le ficharon un amigo con Pedro León; aquel año fue muy feliz y con dieciséis goles clasificó a los azulones para Europa League y solo fueron frenados en Copa por el Sevilla en semis.

Soldado ya era un goleador contrastado en Primera y faltaba ver si podía ser goleador en un equipo grande. El Valencia lo firmó ante el vacío por la salida de David Villa y estuvo a la altura. Pese a una irregular primera vuelta, una gran recta final le sirvió para concluir con 25 goles. Se había echado el equipo a la espalda y de cara a su segunda temporada ya era uno de los capitanes. En la 2011/12 mejoró aún más sus cifras y su presencia en la selección de cara a la Eurocopa fue fervientemente reclamada. Del Bosque, que lo fichó para el Real Madrid, le dio una oportunidad en un amistoso en Málaga ante Venezuela. Hat-trick y penalti fallado en 45 minutos. Pero no iría a la Eurocopa. No pudo ocultar su dolor.

Fracaso en la Premier y firma con el Submarino

En su última campaña, con Pellegrino como entrenador, Soldado volvería a llegar a los treinta goles entre todas las competiciones pero la inestabilidad del club le llevó a aceptar una oferta que ya había rechazado tiempo atrás. El Tottenham pagó treinta millones por él y el delantero se fue con una sentencia clara: “no creo en el proyecto”. Su paso por Inglaterra ha tenido mucha más pena que gloria en dos años y ha sido un blanco fácil para la prensa británica ante su escasez de gol y su dependencia de los once metros. Perdió la confianza y buscó volver a casa. A su comunidad.

No parecía encajar un delantero como Soldado en el Villarreal. Nada tiene de los puntas móviles y hábiles que han triunfado en el Submarino amarillo. Pero es que este Soldado no se parece en nada al que fue. Ya no es un jugador de área. Ya no va al espacio; ahora lo crea. De Inglaterra ha vuelto un delantero que sigue teniendo olfato pero que ha aprendido la virtud del juego de espaldas. Más creativo y comprometido con el juego que nunca, acumula siete asistencias, la mayoría a Bakambu. Con las piernas más cansadas, Roberto Soldado eligió trabajar la mente.