Ideal
Granada CF

LA CONTRACRÓNICA

Dos caras contradictorias

Dos caras contradictorias
  • La primera parte del encuentro fue de claro dominio de los rojiblancos, dueños y señores del balón y sobre todo del posicionamiento en el terreno de juego

El Granada recuperó los tres puntos perdidos en Los Cármenes ante el Éibar en su visita a Getafe. Y mostró esas dos caras que desde la pre-temporada parecen coexistir: la de un equipo dominador, presionante, con capacidad para crear fútbol y vertical en la búsqueda del gol, que fue la de la primera parte ante los madrileños; y la de equipo roto, partido, con sus líneas muy separadas, incapaz de dominar el ritmo de juego y superado por el simple aumento de la intensidad del rival. Un Jano bifronte que hará seguir meditando a Sandoval para ajustar piezas, seguramente feliz con lo visto en el primer periodo ante el Getafe, y supongo que profundamente preocupado con el desmoronamiento de su equipo durante el segundo.

La primera parte del encuentro fue de claro dominio de los rojiblancos, dueños y señores del balón y sobre todo del posicionamiento en el terreno de juego. La mejor actitud en la presión para la recuperación del balón y una mayor fortaleza en la contención, con dos laterales cerrando bien sus bandas -el derecho, Lopes, proyectándose además con sentido en ataque-, un Lombán mandando en el centro de la zaga sin contemplaciones y haciendo más seguro a Babin, y el apoyo de un Khrin incansable en labores de corte, permitieron que Rubén y sobre todo, Márquez, se hicieran los dueños del centro del campo.

Adelante, Isaac era una preocupación constante para cualquiera de sus defensores, Vigaray y Damián, superados por la fortaleza del nigeriano, que combina como pocos potencia, verticalidad y buen sentido del juego. A ello debemos añadir que lo que fue un error arbitral el pasado lunes ante el Éibar al no señalar el árbitro un claro derribo a El Arabi del portero del equipo vasco, se convirtió en Getafe en una apreciación muy rigurosa a favor del Granada, que permitió abrir el marcador tras que el marroquí lanzara muy bien la pena máxima, que pareció no ser tal. Luego Guaita, el portero getafense, se añadió a la fiesta y contribuyó a que una excepcional jugada de contra-ataque de Isaac acabara en el segundo de la noche a favor del Granada.

El Arabi antes del receso tuvo la sentencia del partido, en otro claro desajuste de la defensa local, muy nerviosa en esta fase del partido. Pero anduvo muy lento el marroquí y dejó que Alexis evitara que el tercero subiera al marcador a favor del Granada, lo que hubiera cerrado el choque. Del Getafe ni rastro, sólo un rechace mal defendido por el equipo granadinista llevó el susto al final del periodo a la portería de Andrés, inédito en esta fase.

Tras la reanudación el panorama se volteó. El Getafe salió más enchufado, y el Granada empezó a dar síntomas de agotamiento en su zona de centro del campo, y vio a medida que pasaban los minutos más alejada la posibilidad de controlar el balón. El equipo madrileño se creyó que era posible la remontada, viendo como su rival reculaba ostensiblemente y se metía en su área. A pesar de todo, la entereza de los centrales granadinistas y de Khrin, el único de los del centro del campo que mantuvo el tipo en la segunda parte, se bastaban para desbaratar los intentos de acometidas locales, demasiado empeñados en centros desde las bandas que dejaban franco el despeje a la zaga rojiblanca. Los laterales granadinistas sufrían ahora, sobre todo porque el rebaje de la presión de sus centrocampistas propiciaba llegadas en ventaja numérica de los atacantes azulones.

La ronda de cambios buscando nuevas soluciones fue más favorable para el equipo de Escribá, que encontró sobre todo con Lafita el revulsivo que buscaba. Sandoval apostó por seguir metiendo fuerza y velocidad por bandas, haciendo saltar al terreno de juego a Thievy y Edgar en sustitución de Rochina –que nuevamente pecó una y otra vez de individualista y estuvo bastante desacertado en el balón parado desde las esquinas-, y por un derrengado Isaac Success. No entendió el entrenador del Granada que el problema estaba en la ruptura de su equipo producida por la pérdida del control del centro del campo, con Rubén Pérez y Márquez muy cortos de condición física para aguantar el último tercio de partido.

Y el Granada pagó el no refrescar su centro del campo. Rubén y Márquez llegaban tarde a casi todas las pelotas, y Khrin tenía que multiplicarse para tapar agujeros. Si a todo ello añadimos que ni Thievy parece todavía en forma, que Edgar acumula precipitaciones incomprensibles, y que el último cartucho de los cambios fue empleado para hacer saltar al terreno a un Piti que ni calmó el juego ni dio una a derechas, fue lógico que la victoria se consiguiera con mucho sufrimiento final, sobre todo tras reducir la distancia el Getafe con un tiro a la media vuelta desde dentro del área de Lafita propiciado por un error de bulto de Rubén Pérez. A pesar de su estirada, Andrés llegó tarde para evitar el gol, y los últimos diez minutos fueron de agonía y achique constante de balones desde el área rojiblanca. En un balón cruzado pudo llegar el empate, en uno de los pocos desajustes defensivos de los centrales del Granada. La fortuna acompañó y se consiguió la primera victoria de la temporada. Getafe volvió a ser propicio como al final de la campaña pasada para los de Sandoval.

La doble condición mostrada por el equipo ante el cuadro madrileño hace persistir las dudas sobre el futuro. Estamos muy al inicio de la temporada y no pueden extraerse conclusiones con tan sólo dos partidos –ahora aparecen en la clasificación equipos aparentemente muy sólidos que el devenir de la temporada colocará en su verdadero sitio; no hay más que acordarse del buen comienzo del Granada de Caparrós y lo que luego sobrevino la temporada pasada-. Si el modelo que se consolida es el de la primera parte en Getafe, el equipo puede aspirar a crear un fútbol atractivo, vertical, sobre todo si se consolidan puntas veloces en sus extremos. Isaac Succes ha demostrado su potencial cada vez que ha saltado en banda: en el trofeo Diputación en la segunda parte ante el Udinese; en el Carranza ante el Cádiz; en los primeros minutos de la segunda parte ante el Éibar; y ayer saliendo de titular en Getafe y destrozando a sus defensores durante el primer periodo. Rochina en la otra banda ha sido lo contrario: nunca ha cuajado buenas actuaciones escorado a un lado, y sólo ante el Éibar, cuando ocupó la posición de media punta, dio atisbos de calidad, verticalidad y peligro con su disparo a media distancia.

Lo que parece evidente es que el modelo que gusta a Sandoval requiere de una fuerte presión para la recuperación de la pelota y la toma de control del juego, que permite montar ataques bien con posesiones largas o aprovechando jugadas rápidas con buenos estiletes dispuestos en bandas. Cuando el equipo obedece a este sistema, que exige una muy buena condición física y una gran concentración e intensidad en el terreno de juego, y se muestra sólido en la contención, los acercamientos al área contraria se suceden, llegando con más asiduidad que nunca desde que se milita en Primera. Pero cuando la presión baja y el equipo se rompe separando sus líneas en exceso, la escuadra es fácil de superar. Más fácil aún si la debilidad defensiva es ostensible como ante el Éibar. Contra el Getafe la sobriedad de Lopes, Babin, Lomban, Biraghi y Khrin dieron para mantener el tipo y sostener la ventaja adquirida. Habrá que confiar que con el paso de los días la cara definitiva del equipo sea la de la primera parte en el Coliseo Alfonso Pérez. Seguro que Sandoval aspira a ello.