No se sabe por qué extraño efecto, todo lo que sale del Granada parece mejor sin la camiseta rojiblanca enfundada. No sólo ocurre aquí, pero en los últimos años esa percepción se ha multiplicado en la ciudad de la Alhambra. En el club de los ex los nombres cada vez son de más peso. Esta temporada se han podido ver repartidos por los campos de Europa a algunos de los que hace poco sufrían por permanecer entre los mejores. Eso, sin duda, habla bien del Granada, que ha sabido buscar futbolistas de talento que han dejado un buen montante económico antes de marcharse. Pero también la percepción de que no brillaron tanto aquí como lo podían haber hecho en algunos casos.
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