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«Llevamos vuestra energía al campo»

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/ Ramón L. Pérez

  • Juan Carlos Pérez y Jean Sylvain Babin se llevan la ilusión de la permanencia a la séptima del Materno Infantil

Los chicos de Sandoval no hablan de otra situación que no pase por ganar hoy ante el Atlético de Madrid. Que las cábalas se las queden otros, que los rojiblancos quieren asegurar la salvación con victoria en casa ante 22.500 almas y celebrarlo con toda su afición.

Esta parroquia ha sufrido verdaderamente esta temporada, pero nunca perdió la fe. Así de incorruptible es el espíritu granadinista. Durante estos días de lucha, de palmadas en la espalda al vecino de asiento y de guiño a quien luce la rojiblanca por la calle, IDEAL ha llevado a cabo la campaña ‘Nos quedamos en Primera’. Con ella, el periódico ha transmitido a los jugadores y cuerpo técnico el aliento de su afición. Peñas, institutos, asociaciones, empresas… todos se han sumado para mandar fuerza a Rochina, El Arabi, Robert, a Mainz y al resto de la plantilla. Solo quedaba una parada muy especial.

Una visita a niños y niñas que por motivos de salud no van a estar presentes en el graderío del Nuevo Los Cármenes, pero sí en los corazones de los futbolistas. Son los que van a animar desde la séptima planta del Hospital Materno Infantil de Granada. Chiquillos de las unidades de pediatría, cirugía pediátrica y oncopediatría que no se pierden un detalle de su equipo, que recitan la alineación de carrerilla y que conocen al milímetro la trayectoria de sus ídolos.

De transmitir este mensaje de energía y vitalidad que los chavales han querido mandar a sus jugadores se han encargado Jean-Sylvain Babin y Juan Carlos Pérez. Llegaron ambos a la séptima, donde, bien pertrechados de camisetas, banderas y bufandas rojiblancas, esperaban más de medio centenar de pequeños hinchas.

Recibieron al defensa y al centrocampista con un sonoro aplauso y un caluroso abrazo, «les habéis traído vida. Para ellos, vuestra visita es salud», susurraba a Babin una de las enfermeras, Reme Lázaro, ante la sorpresa de los peloteros por tan grata acogida. El resto del servicio de enfermería que colaboró en este encuentro, Antonio Rivas, Javier Rodríguez y Antonio López, contemplaban expectantes.

Javier Rufete, jefe del gabinete de Prensa del Granada, anunciaba el porqué de esta visita a los jabatos: «Los jugadores nos han pedido que les echemos una mano para ganar al Atlético, así que queremos llevarnos vuestra fuerza y energía al campo».

Y vaya si lo consiguieron. Tras la protocolaria foto de familia, los granadinistas se dedicaron en cuerpo y alma a atender a cada uno de los chavales, haciéndolos olvidar por un segundo dónde estaban. Para ellos allí, aquel preciso momento, fue el lugar más feliz de la tierra. Juan Carlos y Babin firmaron camisetas, se retrataron e hicieron las delicias de todos rompiendo la aburrida monotonía del Hospital.

«Hemos pasado un buen rato con ellos, un momento muy cariñoso en el que hemos podido dar al menos unos pocos minutos de alegría a estos niños», acertaba a decir el de Martinica en el recibidor del Virgen de las Nieves, «la vida da muchas vueltas, ellos en este momento necesitan mucho afecto y para eso estamos nosotros», afirmaba.

Destacaba Babin su sorpresa por cómo estos chavales que los siguen por televisión y llaman a sus ídolos por su nombre, conociendo cada detalle de los mismos, «son muy listos» advertía, «lo saben todo sobre nosotros y sabemos que, como ellos, hay muchos niños que confían en nosotros. En el fútbol todo se puede arreglar, pero en la vida hay cosas mucho más importantes», aseveró.

«La fuerza que tienen estos críos con lo que están pasando es de admirar. Que llegues aquí y que te saquen una sonrisa es lo más bonito que hay», confesaba Juan Carlos, que les deseó su mejoría «cuanto antes» para verlos animar desde la grada. Mientras tanto les envió un mensaje: «Nos queda un último partido, dependemos de nosotros mismos y esperamos quedarnos en Primera, que nos lo merecemos por nosotros, por nuestra afición y por estos niños a los que hemos venido a visitar».

Un monumento a Sandoval

Entre tanta chavalería encontramos a José, que a sus 16 años levanta más de uno ochenta del suelo. Con la rojiblanca en la mano, esperando que los jugadores estampen su firma y esta camiseta sea ya talismán para siempre, nos cuenta que su primer recuerdo como granadinista fue en la final ante el Guadalajara. Rememora la hazaña de Elche y ataja: «Ni lo dudes que lo vamos a conseguir».

Así de rotundo. Dice José que a Sandoval hay que hacerle un monumento porque le cambió la cara al Granada cuando recuperó a El Arabi, que de no jugar «ha vuelto a ser el mejor». «Se puede, se puede y se puede», repite convencidísimo, «la afición está apoyando desde el primer día, perdamos 9-1 en Madrid o nos juguemos la permanencia. Y ahí vamos a seguir, entre muchos otros, yo también», prometió.