Ideal
Granada CF

granada cf | la contracrónica

Razones del corazón que la mente no alcanza

vídeo

/ Ramón L. Pérez

  • En el Granada se acumulan fallos evitables en defensa, empezando por la portería, no se consigue continuidad en el ritmo de juego en el centro del campo y delante la nulidad es ostensible

Frente al Barcelona se cumplieron los pronósticos. La victoria blaugrana era el resultado más lógico, dado el diferencial de presupuestos y plantillas existente. Y la lógica se impuso tercamente, a pesar de que hubo bastantes momentos en los que pareció que la balanza podía equilibrarse, tanto en la primera parte como durante la segunda.

Antes del encuentro se esperaba a un Barça herido, tras la derrota en casa de la jornada anterior ante el Málaga, concienciado de que otro traspié podía alejarle casi definitivamente de sus opciones de luchar por el campeonato. Pero el Barcelona que visitó Los Cármenes estuvo muy lejos del equipo que arrasó al Manchester City hace unos pocos días en la Champions League.

Fue el de Granada un Barça de baja intensidad, y los locales trataron de aprovecharlo para complicar el partido al equipo catalán. Así, el primer tramo del partido discurrió en un clima de relajación más propio de un amistoso, con un Granada cómodo deshaciendo el juego lento hasta la desesperación de los visitantes.

Pero el equipo rojiblanco está empeñando en hacer regalos a sus rivales. La senda de torpezas defensivas iniciadas en Orriols ante el Levante en los últimos minutos de la contienda y que trajeron consigo la más amarga derrota de la temporada, continuó cuando el crono se aproximaba a la primera media hora. Un balón a la espalda de la defensa rojiblanca hacia Luis Suárez se encontró con un Oier dubitativo en su salida y un Cala desafortunado en el despeje que regalaron el primer gol a Rakitic. No se puede aspirar a puntuar ante el Barcelona si encima se le dan facilidades para adelantarse en el marcador.

A pesar del golpe recibido el Granada reaccionó bien, y tuvo momentos interesantes de juego, comandado por un Javi Márquez muy preciso con su zurda en los saques a balón parado y que estuvo a punto de poner las tablas en el marcador con un gran disparo desde fuera del área que Bravo evitó que se alojase en la red. También es cierto que Oier evitó el segundo gol visitante saliendo a los pies de Messi cuando se cumplía el tiempo reglamentario para la llegada del descanso.

Hubo polémica en la primera parte. El árbitro también tuvo su protagonismo. Tras amonestar a las primeras de cambio a Márquez en la disputa de un balón dividido con Alves, perdonó la roja a Suárez tras un claro codazo sobre Cala, y no advirtió falta máxima en un derribo de Bartra sobre Foulquier, donde el francés pudo exagerar su caída, aunque parece que fue trabado por el defensa catalán.

El segundo periodo continuó con el ritmo tedioso del conjunto barcelonés, pero una pared entre Rakitic y Suárez les pondría el encuentro franco, tras el segundo gol visitante, donde la debilidad de Foulquier y nuevamente la falta de convicción en la salida de Oier facilitaron la consecución del tanto.

Aún así el Granada no dio todo por perdido. Un punzante y muy metido en el partido Lass, que se fue de un pésimo Alves cuando y como quiso, penetró en el área rival cayendo derribado por Bartra. El guineano hizo lo que pudo para terminar por los suelos y esta vez el árbitro, tras una breve duda, señaló el punto fatídico. Fran Rico acortó distancias y volvió a insuflar esperanza a los locales.

Abel apostó por Rochina supliendo a Márquez, quizá buscando tanto darle minutos al primero como conseguir mayor profundidad en ataque. Nada de eso ocurrió. Otro desequilibrio defensivo, con Nyom habilitando a Suárez, dejó al chileno solo ante Oier, al que superó para dar el pase definitivo a Messi, que en fuera de juego, subió el tercero y cerró el partido.

Antes el árbitro había pasado por alto una falta de Mathieu que derribó a Córdoba cuando éste se encaminaba solo hacia Bravo. Hubiera sido la segunda amarilla para el jugador del Barcelona, pero los árbitros no están por dar nada a los rojiblancos. Pequeñas o grandes decisiones casi nunca favorecen al Granada, y a la impotencia propia del equipo se une un cúmulo de errores arbitrales que contribuyen al hundimiento en la tabla clasificatoria.

Ya no hubo más partido, aunque Messi pudo ampliar la diferencia, evitando Oier el cuarto. La sensación fue que el Barcelona no había sido tan fiero como podía imaginarse antes del inicio del encuentro, y que se había dejado pasar una oportunidad, otra más, para haber podido puntuar.

Al Granada no le alcanza. Y eso que desde la llegada de Abel el equipo trata de jugar a algo similar al fútbol, alejado de aquellas comparecencias espectrales del equipo dirigido por Caparrós. Pero se acumulan fallos evitables en defensa, empezando por la portería, no se consigue continuidad en el ritmo de juego en el centro del campo -sólo cuando aparece Rubén Pérez parece posible controlar el ritmo del partido-, y delante la nulidad es ostensible, con unos puntas incapaces de generar auténtico peligro, a pesar de la mejora indudable en las bandas producida sobre todo con las aportaciones de un anárquico pero insistente Lass.

Queda una miniliga para tratar de enmendar errores, recuperar lesionados -el goteo de lesiones musculares es constante; habrá que mirar también el porqué de este asunto-, y hacer una hombrada. El corazón tiene razones que la mente no alcanza. Y los aficionados vemos mejorías y atisbos de ilusión en cada gesto positivo del equipo, por pequeño que sea. Pero lo cierto es que se siguen encajando goles evitables y la capacidad de golear sigue en 'stand by'. Y si no se mejora en ambas facetas las esperanzas serán ilusorias. Los tres próximos partidos se presentan como vitales para dar un salto en la capacidad de ganar y puntuar necesaria para la remontada, y que permita atisbar certezas para enderezar de una vez esta, hasta ahora, nefasta temporada.

Temas