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Naufragio reiterado

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AGENCIA LOF

Naufragio reiterado

Demasiadas veces el mismo guión a domicilio que aleja en un momento trascendente de la temporada al Granada de las opciones de ascenso directo, esfumadas tras tres derrotas seguidas, y que hacen peligrar incluso su participación en la liguilla de ascenso

EDUARDO ZURITA. AFICIONADO DEL GRANADA

GRANADA

Lunes, 19 de marzo 2018, 07:54

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Una historia repetida la del partido del Granada en el Carlos Tartiere de Oviedo: un equipo aparentemente superior en juego y dominio que ni sabe rematar al rival cuando lo tiene acosado y que lo resucita con fallos propios para cataputarlo hasta la victoria. Demasiadas veces el mismo guión a domicilio que aleja en un momento trascendente de la temporada al Granada de las opciones de ascenso directo, esfumadas tras tres derrotas seguidas, y que hacen peligrar incluso su participación en la liguilla de ascenso, lo que sería un rotundo fracaso dada la apuesta deportiva realizada por sus gestores a inicio de temporada.

Como tantas otras veces el Granada comenzó dominando el partido, siendo bastante mejor que el Oviedo, profundizando sobre todo por su banda izquierda donde Machís cobraba protagonismo con sus penetraciones hasta la línea de fondo. Varias veces se llegó con tino al área rival para otorgar un pase decisorio, pero sin resultados prácticos, a pesar de la gran ocasión de un tiro al larguero de Joselu de volea. Al fin en una nueva subida del venezolano por su lado, un mal despeje de su centro por parte de la zaga carbayona fue cazado por el infatigable Kunde que batía al portero oviedista haciendo justicia en el marcador.

Caminaba el primer tiempo a su final y el Granada una vez más no supo dormir el partido para irse con ventaja al vestuario en el descanso. Esta vez fue un fallo garrafal de Varas -que atraviesa un periodo oscuro encajando goles que parecen evitables-, el que metió al Oviedo en el partido. Un despeje de cabeza forzado de Flores que iba a córner fue intentado blocar por el portero granadinista sin éxito para otorgar en bandeja el empate a Forlín tras forcejeo de Carlos Hernández. El Oviedo no había demostrado prácticamente nada en todo el primer periodo pero no se iba derrotado al receso.

El equipo local salió enardecido con el empate regalado y en los primeros minutos de la segunda parte parecía que se iban a tornar los papeles del primer periodo. Pero el Granada volvió a retomar el mando con Montoro y Kunde muy metidos en el partido. De su compañero el peruano Peña no se supo nada en todo el encuentro, y van dos jornadas en que su rendimiento ha bajado muchísimos enteros, lo que nota el equipo en la capacidad de creación de ocasiones de gol al carecer de solvencia en la media punta. Kunde estuvo muy cerca de su segundo gol en un gran disparo desde fuera del área que salió ligeramente desviado. Pero la tragedia estaba por venir. Un mal control de Joselu otorgó el balón al Oviedo que consiguió ejecutar su única jugada enlazada del partido para conseguir que un tiro-pase de Mossa llegara al debutante Steven para que éste batiera a Varas, que con reflejos en primera instancia había interceptado el primer disparo, pero no consiguió alejar con fuerza el balón y evitar el remache del delantero local.

Faltaba media hora para el final del partido y el Granada fue incapaz de crear ni una sola ocasión clara para equilibrar el marcador. Hjulsager reemplazó a un flojo Salvador Agra para no mejorar en absoluto al portugués. Joselu fue lesionado por una brutal agresión de Christian sin que el árbitro cobrase ni siquiera falta -también en la primera parte a la media hora obvió su asistente un pisotón intencionado ejecutado en sus propias narices por el mismo jugador a Agra, que ya hubiera merecido la roja-, y Manaj salió sólo para ganarse una tarjeta para cumplir ciclo en la próxima jornada. Pedro suplió finalmente a Álex Martínez y el Granada jugó con una defensa de tres para colocar a Machís en la mediapunta. Nada funcionó e incluso el venezolano se auto-expulsó en una acción estúpida de disputa con Viti por recoger un balón que ya no estaba en juego. Tampoco el árbitro señaló un desvío con la mano de Steven en el área local tras un lanzamiento de falta de Pedro muy al final del encuentro. Lo del colegiado Arcediano Monescillo es para mirárselo en el aspecto disciplinario y de apreciación, donde el Granada salió muy perjudicado.

Las tres derrotas consecutivas son una gran rémora, una catástrofe, que lleva al equipo a una situación muy preocupante, a la que se suman las ausencias por lesión -Ramos-, por la llamada de su selección -Peña y Manaj-, y por sanción -caso de Machís y Víctor Díaz-, de varios jugadores para el próximo partido en casa ante el Numancia. Al equipo lo ha mirado un tuerto desde su visita al Anxo Carro con aquel fatídico último minuto donde empezó una racha desastrosa en resultados continuada ante Nástic y Oviedo. Cero de nueve puntos: peor imposible.

Pero aparte de la mala fortuna que nadie puede negar y decisiones arbitrales perjudiciales, algo más debe haber sucedido cuando el equipo no levanta vuelo a domicilio y continúa sufriendo pájaras de concentración trufadas de errores groseros en la parte de atrás, reviviendo una jornada tras otra a sus equipos rivales que deben hacer muy poco para llevarse los puntos en juego. Los responsables máximos de guardar la zona de atrás repiten titularidad jornada tras jornada, al igual que sus repetitivos fallos que hunden al equipo una vez tras otra. No parece tampoco que algunos de los hombres de Oltra demuestren una concienciación suficiente de la trascendencia de sus acciones en un momento de la temporada tan delicado para el equipo, siendo inexplicable la actuación de Machís en la jugada de su expulsión que deja aún más mermadas las posibilidades ofensivas de cara a próximos envites.

Las cuitas y deficiencias a balón parado en contra, donde cada falta lanzada por los rivales cerca del área se convierte en un drama, son un mal cronificado y no resuelto. En Oviedo se volvió a dar muestras de debilidad en varios de estos lances donde se llegó tarde o se estuvo desbordado. Se concede demasiado y las consecuencias son la pérdida de opciones de competir por el ascenso. Es una situación conocida, reiterada, y a la que seguro se ha intentado poner remedio. Lo cierto es que no se ha hecho y por eso el equipo se sitúa donde actualmente está en la clasificación de Segunda: se permite hacer daño demasiado fácil al rival y no se tiene capacidad de respuesta cuando el equipo se sitúa por debajo en el marcador. Un panorama muy desasosegante a esta altura de la competición.

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