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Un Granada sin límites
La resaca

Un Granada sin límites

El equipo se ha encaramado en la parte de arriba pero con mucho margen de mejora todavía

Rafael Lamelas

GRANADA

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Lunes, 23 de octubre 2017, 12:55

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1. Hay futbolistas ejecutores, que actúan al dictado de su naturaleza intuitiva, como en trance. Uno de ellos es Machís, prodigio de la velocidad, rompedor de caderas enemigas, aunque con una relación controvertida con el gol. Un portento que si tomara siempre buenas decisiones en los últimos metros, aparecería en los grandes altares de este deporte. Hay también futbolistas analíticos, que comprenden el juego desde una perspectiva más observadora. Y los hay quienes, a la par, lo saben interpretar con sus gestos y leer en la partitura. Que palpitan con lo que sucede y cavilan sensatos sobre lo que deben hacer. Normalmente estos acaban bajo el rol de centrocampistas, la parte del terreno más compleja, la que anuda todo. El sector que cobija a los metrónomos de cada equipo.

2. El del Granada se llama Ángel Montoro, un jugador que hizo carrera como mediapunta y que la edad ha ido retrasando a posiciones de exigencia más constante pero de menos frenesí que las que hay en la linde de la vanguardia. En su instinto sigue estando la vigilancia del desmarque amigo porque sabe acompañar la ruptura aliada con la medida en el pase, incluso hacia orientaciones muy lejanas. Este sábado al fin le salió algo que venía intentando desde hace semanas. Un lanzamiento de catapulta hacia la carrera astuta de su socio Pedro, con este burlando el fuera de juego rival. El fruto de las reiteraciones. Del trabajo. Del entrenamiento.

3. La jugada que abrió el partido, que puso en franquía el triunfo del Granada, es un emblema de lo que acarrea la conjunción, algo que nace de la insistencia y el tiempo. Si Montoro adquiere cada vez un papel más protagónico en el seno rojiblanco es porque el equipo se hace más compacto y las líneas están mejor lubricadas, gravitando la plantilla sobre una estructura táctica que entienden ya como propia. Lo explicó perfecto Montoro al final del encuentro. No era una tontería pensar que llevaba un plazo que todo se asentara y cualquiera gana con ello. Se acaba sufriendo menos atrás y se genera más tráfico arriba. Se activan los mediocentros, que abandonan la intermitencia.

4. Queda mucho por recorrer y el Granada no ha de ser conformista, porque como el propio Montoro recalcó, la escuadra se ve mejor con el balón pero con margen de mejora. De hecho, si el partido en Los Pajaritos tuvo vida casi hasta el alargue no sólo fue por el desacierto ofensivo, sino porque hubo un denso tramo en el cual el conjunto se salió del guion y dejó al Numancia como solista, pese a su inferioridad numérica. Es algo que no pueden tolerar y se amortigua manejando el balón sin entregarlo fácil, alternando la pausa y el brío, alejando el esférico de los cepos.

5. Es aquí donde José Luis Oltra sabe que tiene que trabajar más. Lo único que le importuna y que ha de brotar conforme todo siga madurando. En defensa cedió algo en medio del arrebato soriano pero sin más lamentaciones que el accesorio penalti porque lo que no repelió la guardia, lo salvó Varas, que no se fue con la puerta a cero por una pena máxima, como le pasó en Alcorcón. En ataque se topó con una segunda parte sin puntería. En condiciones normales, habría sido una tunda al contrario para los anales rojiblancos.

6. Cinco victorias en seis encuentros propulsan a este Granada, que ha conseguido este vuelo sin uno de sus mejores defensas, Germán Sánchez, el más prometedor de sus mediapuntas, Sergio Peña, y el delantero que a priori da un salto de categoría, Adrián Ramos. A esta lista de bajas se agregó Saunier, cuyo concurso había coincidido con la metamorfosis, más la caída de todo un seguro como Baena al cuarto de hora.

7. La coyuntura llamó a filas a Alberto Martín, menos expansivo pero que grapa el puesto. Le queda mejor este traje que el de relevar a Montoro y con él se tendrá que complementar mientras el de Torrox esté fuera por su rotura muscular. La experiencia del de Don Benito, segundo capitán, invita a considerar que esta ausencia no se note mucho.

8. La plantilla, más allá de algún chequeo que por ahora ha acabado en fiasco, está acreditando su valía. La hipótesis de que el cansancio también actuó en contra en Tarragona empieza a posarse. Con distancia entre encuentros, las piernas tiran y la actuación fue distinta, si bien en el Nou Stadi no estuvo precisamente Montoro y apenas Espinosa, quien no acaba de abandonar lo guadianesco, aunque se inflara de darle pases profundos a Machís. Los mediocentros le requieren con más constancia.

9. Chico Flores ya lleva dos semanas corroborando que su fichaje fuera de mercado tuvo todo el sentido y su presencia ha aumentado la compostura pues tiene ese punto de serenidad en ambientes crispados. Hasta un futbolista al que el entorno desconocía y del que muchos, con insidiosa precipitación, colgaban el cartel de saldo, como Rey Manaj, empieza a justificar su apuesta, no sólo por estrenarse ante el gol, sino porque con sus movimientos refuerza el plan de avance, con un perfil que ni es el de Joselu ni el de Adrián Ramos.

10. Se viene una semana larga, porque la próxima fecha será el lunes que viene, ante el Lorca en Los Cármenes, que permitirá afinar la recuperación de los convalecientes. Más soluciones para un Oltra que jamás torció el gesto desde el arranque, consciente de que había mimbres. Puestos a elucubrar, si el Granada cumple en casa ante los murcianos, flojos de visitantes, tal vez se encarame a noviembre en El Sadar con la disputa del liderato, con permiso del Sporting también.

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