Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
GRANADA
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Lunes, 23 de abril 2018
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Compartir
Más allá de si la temporada se ha echado ya por alto, hay muchos asuntos que aclarar en el Granada. Cuestiones de fondo que van unos pasos por delante respecto a quién será el entrenador del equipo en el próximo encuentro, lo que más apremia saber, aunque por ahora no hay alternativa. El club está obligado a una revisión de primer orden que arroje señales sobre el futuro del proyecto a medio plazo, pase lo que pase. Aunque las matemáticas otorguen todavía posibilidades de ascenso por la vía de la promoción –que el estado anímico del grupo se está encargando de disipar–, la cúpula de mando está obligada a recuperar la credibilidad perdida determinando el que será el encargado de confeccionar la próxima plantilla, en cualquiera de los escenarios. Es cierto que el director deportivo, Manolo Salvador, firmó por tres años, pero también se hizo así en su día con Javier Torralbo 'Piru'. Un contrato largo no es patente de corso en la era de John Jiang, que es más de finiquitos que de éxitos.
El presidente y sus allegados tendrán que aclarar si el valenciano continuará y perfilará lo que venga, sea en Primera división o en Segunda –como parece–, o si su estancia queda en entredicho, señalado en buena parte por su decisión capital de prescindir de José Luis Oltra y relevarlo por Pedro Morilla, abatido por el rendimiento de los futbolistas que, en la mayoría de casos, no han estado a la altura del supuesto prestigio que arrastran. Lejos de la consideración que hizo de ellos el propio Salvador en sus diferentes comparecencias. Ahora es esclavo de sus medidas para bien o para mal, pero alguien se tiene que poner a abonar lo que venga.
El entorno está sumido en la tristeza y la indignación ante la espiral de un conjunto que no reacciona y se disuelve en lo anímico ante cualquier incidente. Sin manejar un estilo reconocible, actúa sobre el campo a empellones, aunque a veces la calidad o la inspiración le dan para marcar goles que, si se protegieran debidamente, darían un soporte estable de cara a acumular buenos resultados. Pero este Granada es incapaz de poner su renta a buen recaudo, aquello en lo que el actual preparador parecía poner esmero junto a su cuerpo técnico. Ya le pasó en Lorca y la herida no se ha terminado de curar. Un día es el portero el que traga, como pasó ante Osasuna; otras es todo el sistema de detección, como ocurrió este domingo tras la inferioridad numérica durante los algo más de diez minutos de locura que supusieron el 3-3. Antes se había apreciado la facilidad con la que la Cultural superaba las líneas de resistencia aunque no llegaran las ocasiones. Enfrente, presión tibia y esfuerzos intermitentes que dejaron a la zaga, muy aculada y mal escalonada, expuesta al fracaso más estrepitoso.
Los números cantan. A las derrotas consecutivas que le costaron el cargo a Oltra les ha sucedido una secuencia con una raquítica victoria (1-0 ante el Numancia), una derrota ante el penúltimo (3-2 en Lorca) y tres empates seguidos (1-1 ante Osasuna, 0-0 frente al colista Sevilla Atlético y 3-3 este domingo). De los 18 enfrentamientos con los conjuntos que van del decimotercero al vigesimosegundo en la clasificación –le queda recibir al Reus e ir a Almería todavía–, el Granada ha sumado sólo 24 puntos de los 54 en juego. Una cifra que envuelve esta situación crítica, que contribuye a que el objetivo se vaya alejando. La endeblez se demuestra en los partidos en los que los rojiblancos han sido remontados o no han sabido levantar la muralla ante una ventaja en el marcador. En la primera vuelta, con Oltra en el gobierno, quedó algún episodio así, como ante el Sevilla Atlético, con el que se repuso al 0-1 inicial con un tanto de Joselu que sirvió para poco cuando el filial aprovechó un córner para triunfar en Los Cármenes. El Almería de Alcaraz casi monta el lío tras conseguir igualar un 2-0 a pocos minutos de la conclusión. Un tanto postrero de Pedro impidió el destrozo.
En la segunda vuelta al Granada se le escurrió un punto tras establecer el 1-1 en el Carlos Belmonte, pues el Albacete reaccionó rápido. Sí remontó en casa ante el Zaragoza (2-1) y en Córdoba (1-2), en aquella fecha en la que Oltra tenía un pie fuera. Pero los lamentos retornaron en Lugo. Los rojiblancos anotaron primero, los gallegos los anestesiaron antes del descanso y se cubrieron de gloria en la prolongación, en una acción a balón parado. Lorca fue otro emblema de las fisuras. Los de rayas horizontales siempre fueron a remolque pero llegaron a poner el 1-1 y el 2-2 antes de ceder masacrados por un córner horriblemente defendido por Chico Flores. Las dianas en el lapso de conclusión han sido norma durante la temporada. Unas veces quedaron en la anécdota; otras, salieron muy caras. Así pasó en Vallecas.
Flores aparece en muchas de las fotos de las debacles. Este domingo quedó retratado. Fue el que más contribuyó a retrasar la retaguardia. Los que la forman flojearon en las marcas en el 3-2, obra de Sergio Marcos, con tres futbolistas rivales con opción de recibir en el área sin que nadie les acosara. El de la coleta rompió el posible fuera de juego de Moutinho en el minuto 92, en su lanzamiento definitivo. Varas vio pasar el balón sin mucha respuesta. El portero está atado por dos campañas, con posibilidad de otra más. Chico, sólo hasta junio. Sueldos altos, como otros tantos, de gente que no ha alcanzado el nivel que se aguardaba. Alguien tiene que empezar a transmitir qué pasará con todos ellos aunque la pelea siga en disputa. La pelota está en el tejado de la propiedad y sus subordinados. Decapitar a quien está o ratificarlo y dejarle obrar con confianza. Cualquier cosa menos cruzarse de brazos, como parece que están haciendo. Esto sí que dejaría desazón en una hinchada con un mosqueo soberano.
El Granada estudia interponer un recurso tras la expulsión de Víctor Díaz, aunque es difícil que prospere. El club aguarda a Competición por si le castigaran con más de un partido. El árbitro explicó en el acta que la roja fue por «golpear con el pie sobre el cuerpo de un adversario con el uso de fuerza excesiva, estando el balón en juego pero no en disputa entre ambos. El contrario no recibió asistencia médica y pudo continuar».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El mapa de los restaurantes con estrella Michelin por provincias
Sara I. Belled y Álex Sánchez
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.