El mallorquín Dani Benítez, a la carrera en un partido del AEL Limassol. D. B.
Granada CF | Ex rojiblanco

Dani Benítez encuentra el «respeto» en Chipre

El interior zurdo valora «el cariño» con que está siendo tratado en el AEL Limassol «a todos los niveles» | Asegura que «nadie me ha hecho ni un mísero comentario» del episodio del positivo y devuelve la confianza demostrando que «no estoy acabado»

Sergio Yepes

Granada

Miércoles, 13 de diciembre 2017, 01:03

El que estuviera dispuesto a realizar una «especie de punto y aparte» en su carrera futbolística firmando a finales de mayo por el AEL Limassol, uno de los conjuntos más prestigiosos de Chipre, ha acabado reportando notables beneficios al balear Dani Benítez (07/04/1987). A uno de los jugadores más venerados, y a la vez discutidos, en la etapa contemporánea de este Granada con cierto arraigo en las élites. En primer término, su fichaje por el seis veces campeón de la Cyta Championship -la Primera división en la que piensa que podría actuar «hasta los cuarenta años»- le permitió volverse a sentir «importante». Del nivel suficiente como para no desentonar en una competición de la dimisión de la UEFA Europa League, que es en la que incluso llegó a entrar en liza con motivo de las rondas previas.

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Su firma por el equipo representativo de la bahía de Akrotiri -que mantiene una fuerte rivalidad con el Apollon, también de la ciudad situada en la costa sur del país con república presidencialista-, le ha hecho reencontrarse con el «respeto». Con algo tan legítimo y necesario para un futbolista «como el sentirse querido» o receptor de «cariño a todos los niveles».

Pasar página

El interior izquierdo recuerda que tras dar positivo por consumo de cocaína en el ya famoso control antidopaje que se le practicó el 16 de febrero de 2014 «todo se me complicó mucho». Pero el hecho de que de aquel fatídico exceso «no se me haya hecho ni un mísero comentario» por parte de quienes «saben perfectamente lo que pasó», tanto «club como aficionados», le ha hecho creer que definitivamente puede «pasar página». Y así encarar un futuro menos tormentoso que el que se le vaticinaba cuando fue castigado con dos años de sanción.

«Estoy contento. La verdad es que al principio tenía un poco de miedo por lo típico: irte a otro país y tenerte que adaptar a una nueva cultura. Pero en el club me recibieron de muy buena manera y eso facilitó todo», dice quien se apoyó inicialmente en su ahora compañero Mikel Arruabarrena, un tolosarra que jugó con el Eibar en la Liga Santander, «para conocer detalles» del equipo con el que luchará por discutir la hegemonía del Apoel Nicosia. Así, la única pega con que se encontró fue «el tema del idioma, pues en Chipre se habla en griego y en inglés. Que ya supiera algo de la lengua de Shakespeare y que «todos los compañeros me hayan ayudado» a captar la instrucciones que no entendía ha facilitado su adaptación a un club que «está creciendo» -pues «ha mejorado las instalaciones de entrenamiento»-. Y también a una ciudad «con un clima y geografía muy parecidas» a las de su Mallorca natal, pero con la salvedad de que «las playas de aquí me parecen un poco más feas».

Y claro, ese contexto tan integrador ha acabado favoreciendo el hecho de que su rendimiento esté resultando positivo, al punto de que se ha convertido en una pieza importante. «Nada más llegar -relata- jugué los dos partidos ante el St Josephs de Gibraltar, el de ida ante el Progrés Nidderkuer de Luxemburgo y el de vuelta contra el Austria de Viena», que fueron correspondientes a la tres únicas rondas de la Europa League que disputó el AEL y le sirvieron para «acoplarme a la plantilla» que dirige el portugués Bruno Baltazar: «un tío súper listo que ve el fútbol perfectamente».

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Pero la aventura continental también le sirvió en parte para ir amoldándose a los rigores de la máxima categoría chipriota, que es en la que quería demostrar que «no estoy acabado» y en la que suma ya once partidos con el saldo de un gol.

«En Primera hay catorce equipos, que inicialmente se enfrentan entre sí a ida y vuelta. Después los seis primeros disputan un 'play off' por el título y los restantes, por no descender», dice quien muestra convencimiento por el hecho de que «nosotros estaremos en la pelea por ser campeones» -están cuartos en la clasificación- a sabiendas de que será entonces «cuando se competirá realmente», porque con el formato ahora en desarrollo «te enfrentas a conjuntos que son de nivel bajo». A clubes, en definitiva, que «suelen tener los estadios vacíos» y hacen que «en ese sentido, la Liga sea pobre».

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«Muy locos con el fútbol»

Por fortuna para sus intereses, no es ese el caso del AEL Limassol, que cada vez que actúa como local «suele meter entre seis y ocho mil espectadores» en el Tsirion Athlítiko Kentro. En un estadio con capacidad para trece mil doscientos en el que nuevamente ha sentido el apoyo popular del que llegó a gozar en el Nuevo Los Cármenes.

«Aquí son muy pasionales con el fútbol. Los hinchas están muy locos con sus equipos. Y tienen mucho trato con los jugadores», introduce quien es consciente de que «todo el mundo sabe lo que me pasó» pero rezuma satisfacción porque hasta el momento «yo no he pasado por ninguna situación incómoda». Es más, siente que «soy muy querido aquí» y dice que eso es algo que «te da mucha confianza». «El cariño que me ha dado el club y la gente es importante. La verdad es que por eso estoy muy contento», resume quien no olvida que una vez cumplida su sanción fichó en el Alcorcón y se lesionó, lo que motivó que en el verano de 2016 «no tuviera ningún equipo que me quisiera» en Segunda y así se viera obligado a «bajar una categoría para fichar por el Racing de Ferrol».

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Sin duda, todo un paso atrás que puede que finalmente sólo se tradujera en que pudiera tomar carrera para su vuelta a los primeros planos futbolísticos. A través de un representante, se ha interesado por sus servicios el Jagiellonia de Polonia, pero «no creo que el AEL esté dispuesto a negociar» la extinción del contrato que es por «una temporada con opción a otra». Y eso le hace vaticinar que, como mínimo, seguirá hasta el próximo mes de mayo en la que es la segunda ciudad más extensa de Chipre.

Además, «siempre dije que no iba a estar donde no me quieran». Y eso es algo que posiblemente le hace mostrar tibieza ante la posibilidad del retorno con el que sueñan muchos nostálgicos aficionados granadinistas.

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