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Pierre Kunde se ha convertido en un fijo en los cuatro últimos partidos. ALFREDO AGUILAR
Comodín Kunde
Granada CF

Comodín Kunde

Oltra le ha empleado con éxito en tres posiciones del mediocampo y en todas ha rendido bien | El futbolista, cedido por el Atlético, fue cuestionado por el entorno por venir de jugar en Segunda B, pero se ha ganado el respeto

Rafael Lamelas

Granada

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Jueves, 14 de diciembre 2017, 01:33

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Pierre Kunde es el único fichaje del Granada de este curso que venía de actuar en Segunda división B, sin experiencia previa en categorías profesionales. En concreto, en el Extremadura, en préstamo por parte del Atlético de Madrid. De ahí que, pese a su juventud (22 años), algunos hinchas le miraran con cierta sospecha, como si fuera el patito feo. Venía bajo el cartel de mediapunta, posición a la que le reconvirtieron en el conjunto de Almendralejo durante su cesión, en el que llegó a hacer 11 goles, gracias principalmente a su potente disparo, tras forjarse como pivote en las categorías inferiores del equipo colchonero. Un detalle que indicaba su polivalencia y que el tiempo le ha permitido destapar como nazarí, hasta en tres zonas diferentes del campo.

Había disputado todos sus minutos como enganche en los primeros meses, la gran mayoría de revulsivo desde el banquillo, hasta que llegaron los cuatro últimos encuentros, en los que le ha tocado ser titular, en principio por las ausencias. Primero como organizador, por Ángel Montoro; y en el último como medio de contención, como hacía en el filial del Atleti en su día. Cumpliendo a la perfección en ambas funciones. Ganándose la confianza de Oltra a pesar de que el sábado pueda manejar otras opciones.

Llegó a mitad del mercado veraniego, por lo que no acudió a la concentración de Holanda. Se sumó después y en cuanto empezó a participar, demostró una prodigiosa capacidad atlética. Una fuerza de la naturaleza a la que quizás le faltaba sosiego para discutir titularidades. Han pasado unos meses desde entonces y Kunde exhibe una notoria serenidad sin menoscabo de su fútbol expansivo, que le permite abarcar terreno y competir cada disputa, tanto por abajo como por el aire. Es un guerrero pero también tiene tacto con el balón. Fue el ejecutor de la falta lejana que acabó con el 3-2 de Pedro, una de las mayores explosiones de alegría que se recuerda en Los Cármenes.

Lleva cuatro partidos de titular, alternando la organización con el puesto de pivote defensivo

Solo Víctor Díaz ha demostrado tanta polivalencia y además lo ha disputado todo

Nadie sabía cómo se podría adaptar a la Segunda división tras su tránsito por la categoría de bronce. El director deportivo rojiblanco, Manolo Salvador, depositó confianza en él. Que el futbolista apuntaba maneras lo constató que el Atlético de Madrid le dejara sin opción de compra, con la esperanza de que experimentara un crecimiento durante su actividad en tierras granadinas que, como poco, elevara su cotización.

No lo tuvo fácil al comienzo, aunque Oltra buscara un mediapunta. El que más le gustaba en pretemporada era Sergio Peña, pero su inscripción no se pudo hacer hasta el 31 de agosto, cuando Machís liberó una plaza de extracomunitario (adquirió los derechos por su compañera, granadina, al hacerse pareja de hecho). Esto quitó la ventaja al peruano de cara al estreno en el campeonato, pero Oltra prefirió apostar antes por Espinosa que por Kunde. Veía al talaverano más ortodoxo con la pelota y en ese momento creía necesitar gestión para que el juego fluyera ante tanta cara nueva.

Kunde quedó bajo el papel de reactivo, como suplente. Esa misión no le vino mal en el partido ante el Albacete, en el que fue el que más cerca estuvo de marcar. Sin embargo, se quedó sin participar en las dos siguientes jornadas, quedando solo para la Copa del Rey, en la que el equipo fue eliminado en Zaragoza.

Oltra prescindió en Liga del mediapunta en favor de la dupla Joselu-Ramos. Cuando recuperó el puesto, fue primero para Peña y luego para Espinosa, que se perpetuó. Para Kunde apenas quedó menos de un cuarto de hora por encuentro, aunque le dio tiempo a estrenarse ante el arco contrario frente al Lugo. Su único tanto hasta la fecha.

El entrenador premió su contribución con la puesta de inicio ante el Nástic de Tarragona. Se colocó en el trampolín y aunque no fue de los más deslucidos, se vio arrastrado por una actuación colectiva deficiente que concluyó con aquel 2-0.

El camerunés volvió a desaparecer de los planes principales. Siete minutos con el Oviedo, nueve con el Lorca, ocho con el Osasuna y doce con el Sevilla Atlético fue su bagaje hasta que a Montoro se le cruzó el cable con el filial hispalense y metió una tarascada en el alargue que le supuso dos partidos de sanción.

Durante todo el ejercicio, la duda de la planificación de la plantilla se establecía sobre quién sería el reemplazo en la organización del valenciano, pues no se observaba un sustituto claro. En las primeras jornadas, Oltra no pudo contar con Montoro en Tenerife y decidió colocar un doble pivote defensivo, con Baena y Alberto Martín. Sin embargo, ante la Cultural Leonesa dejó al malagueño en el banquillo y le dio los bártulos a Kunde. Le costó un poco cogerle el tono al encuentro con el esférico, pero enseguida se mostró feroz para corregir acciones peligrosas. Terminó muy entero y motivó las felicitaciones de su jefe.

Como el castigo de Montoro afectaba a dos partidos, parecía obvio que seguiría ante el líder, el Huesca. Así fue y contribuyó a la victoria por 2-0, de nuevo junto a Alberto Martín. El de Don Benito se lesionó en los días previos a ir a Vallecas y se abrió de nuevo una opción para otro mediocentro. Cuando parecía que sí sería la oportunidad del retorno de Baena en la que fue su casa, Oltra terció con Montoro y Kunde, alternándose en la protección y la parte creativa con Espinosa una vez más por delante.

La cosa no salió tan bien como esperaban, con la derrota postrera por 1-0, con otra consecuencia: Montoro vio la quinta amarilla y volvió al 'patíbulo'. Con Alberto Martín aún en la enfermería y la caída de Baena esa semana, parecía claro que nadie rebatiría la elección de Kunde. Lo que no estaba claro era quién le rodearía. Finalmente fue Sergio Peña. El africano se tuvo que emplear de manera más decidida como tapón en la parte ancha para que el peruano se soltara. Durante algunas franjas, el experimento resultó sensacional. Los que competían por un puesto en el periodo estival, junto a Espinosa, acabaron compartiendo cartel y desarmaron por momentos al Almería.

Cinco para tres puestos

Ahora se abre un nuevo frente al quedar Montoro limpio de amarillas y restablecerse Alberto Martín. De repente, cinco futbolistas en buena forma compiten por tres roles. Kunde parece un fijo en la ecuación, mientras que Peña y Espinosa tendrán que defender su titularidad con el americano, ya sí, en sintonía tras sus 'despistes' internacionales. Parece complicado que Montoro se quede en la banqueta, pero nunca se sabe. De repente, hay una oposición real, competencia saludable, un dilema para el entrenador.

Todo esto sin contar con la posibilidad de que se incline por los dos delanteros, que no parece probable de arranque pero que es una alternativa por la que se decanta Oltra en muchas segundas partes. Ahí están tanto Adrián Ramos como Rey Manaj para acompañar a Joselu. Veremos si, con el paso de las semanas, también para rebatirle el ariete.

Adaptarse a distintas demarcaciones es una ventaja para cualquier deportista. Kunde puede ser pivote, creador y mediapunta. Solo hay un compañero que haya demostrado semejante polivalencia. Se trata de Víctor Díaz. En León acabó de central y ante el Almería, de pivote defensivo, jugando además todos los minutos. Todo un 'iron man'.

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